viernes, 21 de mayo de 2021

Agente Sonya -reseña

 


¿De qué va el libro?

La espía que fue decisiva en el curso de la Guerra Fría.

En 1942, en un tranquilo pueblo de los Cotswolds ingleses, una mujer salía a dar su habitual paseo en bicicleta. Sus vecinos la conocían como Ursula Burton, una esposa atenta y madre de tres hijos que parecía llevar una vida rural sin pretensiones. No sabían que tras esta fachada se escondía una oficial de alto rango de la inteligencia soviética que pedaleaba hacia la campiña de Oxfordshire para reunirse con un físico nuclear con la misión de desentrañar los secretos que permitirían a la Unión Soviética construir la bomba atómica.

Nacida en el seno de una familia judía alemana en Berlín, Ursula Burton atestiguó el ascenso del nazismo y el antisemitismo y se entregó devotamente a la causa comunista. Espía veterana y coronel soviética condecorada, recibió el nombre en clave de «Sonya» y dirigió algunas de las operaciones de espionaje más peligrosas del siglo XX mientras era perseguida sin éxito por nazis, chinos, japoneses, el MI5, el MI6 y el FBI. Su historia refleja el gran choque ideológico que se produjo entre el comunismo, el fascismo y la democracia occidental a la vez que arroja nueva luz sobre las batallas de espías y las cambiantes lealtades de nuestra época.

Ben Macintyre accede a los diarios y la correspondencia privada de Sonya para desvelar la fascinante historia de la única mujer que sobrevivió y prosperó durante dos décadas en el mundo del espionaje dominado por hombres y el enorme esfuerzo emocional que le supuso ser al mismo tiempo esposa, madre, soldado y espía. 

¿Qué me ha parecido?

Llevaba tiempo queriendo hincarle el diente a esta biografía. Por el tema que trata, y por la protagonista que tiene. He leído varios libros biográficos en los últimos meses y todos me han gustado, pero la que más he disfrutado era la de Victoria Hall, la espía americana que trabajaba para los Servicios Secretos ingleses en la Francia ocupada.

Hay algo en este tipo de libros que me provocan una curiosidad malsana. Lo que me ha llamado de ‘Agente Sonya’ es el lugar donde se ubica la narración y el tipo de protagonista. Sí, es espía. Sí, es mujer. Pero es rusa y no opera en Europa sino en Asia. Es otra historia aunque siga siendo, en esencia, la misma.

Debo decir que Úrsula, la mujer en la que se basa el libro, no me ha provocado la misma empatía que sentí con Hall. No he logrado conectar a nivel emocional con ella. Es mucho más fría y arisca. Creo que también más visceral. No conecto con ella cuando antepone su causa a su hijo, por noble que sea. También me cuesta vincularme con ese nivel de fe en su sistema de creencias, en este caso, el comunismo como tabla de salvación para la humanidad. Me intriga que sea capaz de hacer lo que haga falta a un nivel tan profundo sin tener ni siquiera dudas (o si las tiene, tan pequeñas). Es madre, es esposa, es joven. Tiene la vida por delante, un posible gran futuro, y lo pone continuamente en el filo de la navaja; a veces creo que sin motivos. Me cuesta pensar como ella.

El libro es muy bueno. Mucho. Tiene un estilo un poco lento al principio, pero luego se lee como un thriller. Si bien es cierto que creo que Ben Macintyre debería haber hablado mucho más sobre cómo fue el proceso de formación de Úrsula. Es una parte fundamental de lo que sucede y no le da el peso necesario. Imagino que el secreto oficial será la causa.

‘Agente Sonya’ está escrito con maestría, presenta a una mujer tan atípica que solo deja al lector dos opciones: amarla u odiarla. En cualquier caso, es imposible ignorarla. Las descripciones y la ambientación del Shanghái de los años 40 son muy buenas. A veces el lector tiene la sensación de estar inmerso en una película antigua. En cierto momentos la pluma de Macintyre me ha recordado a pasajes de Kenzaburō Ōe y, en menor medida, a Arthur Golden, pues su literatura también posee ese sabor a añejo que destila ‘Agente Sonya’ en algunos momentos.

Este es un libro para leer con tranquilidad, con una copa de vino en la mano y buena luz. Los pasajes en los que Úrsula toma decisiones merecen una lectura a cuatro manos para poder debatir lo que hace, cómo y por qué lo hace. Encuentro en este tipo de libros sobre espías que todos muestran en mayor o menor medida una misma forma de ser (o casi), de sus protagonistas. Todos y todas tienen una personalidad marcada; saben lo que quieren y cómo lo quieren y no se conforman con menos. En algunos momentos todos y todas son narcisistas o tienen, como mínimo, una vena egocéntrica exacerbada. Creen que son los/as mejores en lo que hacen y no admiten un no por respuesta. Pueden ser intransigentes hasta llegar a ser maleducados, hirientes y muy desagradables (incluso para el lector). Pero son valientes. Hacen lo que hacen, lo que hay que hacer en ese momento, y aunque piensan en las consecuencias, no se dejan influir por ellas. No quiero ni imaginar lo difícil que debe ser vivir así.

Una de las cosas que más me ha gustado del libro es que Macintyre ha sabido mostrar sin tapujos cómo era la verdadera Úrsula. Ha captado su esencia, su forma de hacer y comportarse, con sus pros y sus contras. Que no haya empatizado con ella, que incluso me caiga mal en ocasiones, no tiene nada que ver con el estilo literario del libro ni su mérito.

Un libro muy recomendable sobre una parte de la historia de la que no suele hablarse tanto. Para bien o para mal, Shanghái no es la Francia ocupada, y ni los chinos son nazis ni los rusos americanos.

Conla colaboración de Editorial Crítica.

 

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