lunes, 21 de junio de 2021

Un espía impecable -reseña

 


¿De qué va el libro?

Libro del año en The Sunday Times. Libro del año en The Economist

Richard Sorge fue un hombre con dos patrias. Hijo de padre alemán y de madre rusa nacido en Bakú en 1895, se movió en un mundo de alianzas inestables e infinitas posibilidades. Sorge pertenecía a aquella generación indignada y decepcionada que encontró nuevas y radicales ideas tras su experiencia en los campos de batalla de la primera guerra mundial; se convirtió en un fanático del comunismo y en el mejor espía de la Unión Soviética.

Como muchos buenos espías, Sorge fue un seductor incansable, combinando su encanto con un despiadado poder de manipulación. Gracias a su magnetismo consiguió sobrevivir en todos los ambientes, conquistar a todas las mujeres y trabar amistad con todas las grandes personalidades con las que se cruzó. Como corresponsal extranjero se internó y tuvo influencia en las más altas esferas de las sociedades alemana, china y japonesa en los años previos y durante la segunda guerra mundial. Su historia personal resulta fascinante por la cantidad de escenarios donde sucede (desde la Rusia revolucionaria hasta el Japón imperial, pasando por las trincheras alemanas de la primera guerra mundial al ascenso nazi o los Estados Unidos prebélicos y la China sacudida por la guerra civil).  Se convirtió en un valor incalculable para nazis, japoneses y rusos, y desde la otra punta del mundo será él quien advierta de la Operación Barbarroja y las intenciones japonesas de no invadir Siberia en 1941, que resultó fundamental para la contraofensiva soviética en la Batalla de Moscú, y que a su vez determinó el resultado de la guerra.

 

¿Qué me ha parecido?

El personaje (en cierto modo lo es) o la persona de Richard Sorge era desconocida para mí hasta hace bien poco. ¿Cómo y por qué no sabía nada de uno de los grandes espías de la historia? Creo que la causa es, precisamente, que era espía. Hay un cierto anonimato en este tipo de trabajo del que se sabe poco y menos se habla. El hecho de que trabajara para los rusos incrementa, a mi modo de ver, la poca literatura en español que hay sobre el tema. En inglés esto no sucede, quizá también por lo mismo, porque era ruso y, por tanto, el enemigo. Aquello de: cuanto más sepas del enemigo mejor le combatirás. Yo qué sé.

Llegados a este punto me planteo la pregunta: ¿por qué en el instituto no nos hablaron sobre estos espías? ¿Por qué cuando dimos la Segunda Guerra Mundial nadie mencionó a Garbo (supe de él gracias a YouTube), ni a Victoria Hall, ni a Richard Sorge ni a toda esa pátina de personajes que marcaron el devenir de lo que pasó entonces? Creo que, cuando menos, como descendientes de quienes lucharon debería ser importante para nosotr@s tener una imagen más amplia de lo que fue y cómo fue. A veces los libros de texto se quedan cortos.

¿Quiénes fueron estos espías y por qué se metieron de lleno en el barro? ¿Cómo lo sobrellevaron? ¿Qué hicieron? ¿Qué repercusiones tuvo? ¿Cómo se sintieron? ¿Qué consecuencias pagaron por lo que hicieron? Y, sobre todo, cómo era su personalidad. Esta pregunta me resulta muy inquietante y provocadora: ¿qué características debe tener alguien para ser un buen espía? Está muy bien tratar las batallas, los generales, los locos, los asesinos…, pero también encuentro necesario hacer hincapié en este otro tipo de lucha clandestina que ocurrió y, de hecho, sigue ocurriendo en la actualidad. ¿Por qué tenemos tanto miedo a hablar sobre los Servicios de Inteligencia y lo que hacen en realidad? ¿Por qué ese silencio? Intuyo que parte de su trabajo es desinformar, pero como ciudadanos deberíamos exigir saber más. Pago mis impuestos, tengo derecho a saber qué se hace, quién y cómo y, sobre todo, para qué.

He leído este libro por interés personal y porque en cierto modo complementa al que hace poco reseñamos en el blog sobre otra espía, la gran Úrsula, alias ‘Sonya’, rusa también y amante de Sorge. Pensaba, creo que acertadamente, que había una continuidad en ambos libros. Eran hilos de la misma cuerda y debían leerse consecutivamente para conseguir un entendimiento mayor sobre la guerra clandestina en la IIGM. La conclusión a la que he llegado tras la lectura es que Richard Sorge fue uno de los grandes espías que han existido, sí, pero también que estaba loco.

He pensado mucho durante las lecturas de estos dos libros en el tipo de carisma que muestran los dos protagonistas: Úrsula y Sorge. Me resultan personas peculiares. A continuación, mencionaré los puntos que veo en común:

  1. Ambos son egoístas, en cierto modo, pues anteponen su auto conciencia a todo lo demás, incluida la familia. Los dos son muy cultos. Por encima de la media.
  2. Son ávidos lectores, y no de cualquier tipo de libro, muchas veces de lecturas complejas. 
  3. Ambos escriben.
  4.  Los dos tienen un extraño carisma que les hace encajar bien con la gente en cualquier tipo de situación. Son personas que caen bien.
  5. Diría que ambos tienen una elevada visión de sí mismos que deriva de su particular modo de ver el mundo.
  6. Son priscuos y no se sienten culpables por ello.
  7. Pero creo que lo que de verdad los define, sobre todo a Sorge, es que nunca dudan de sus creencias. Tanto Úrsula como Sorge tienen una imagen muy clara de lo que debe ser una NACIÓN, y lo pongo en mayúsculas para que se entienda el sentido. Su concepto de NACIÓN ideal es tan claro que no entienden que los demás no sean capaces de darse al 100%, como hacen ellos, para garantizarlo, lo que les convierte, muchas veces, en personas detestables. Aquí habría mucho que decir, se podría hacer un debate sobre hasta qué punto todo es válido y la importancia que tienen o no los daños colaterales para alcanzar la meta.
  8. Aún teniendo en cuenta la profesionalidad de Úrsula y Sorge, y tal vez por ello, encuentro sorprendente lo poco profesionales que pueden llegar a ser en ocasiones. Por ejemplo, Sorge es capaz de ir borracho en motocicleta y estamparse contra un muro en plena misión. Alguien con una capacidad de sacrificio como él, con un ideal tan claro, con una inteligencia analítica como la de Sorge debería saber que tal vez no es una buena idea emborracharse porque sí, o ir a toda pastilla en moto en un país en el que estás espiando. ¿Por qué se expone tanto? ¿Es hartazgo? ¿Ganas de llamar la atención? Me resulta chocante.   
  9. Para ellos un estado debe buscar el bienestar del ciudadano y, para ambos, el único sistema que garantiza eso es el comunismo. Esta creencia no es debatible. Ni siquiera es un dogma, de hecho, sino la realidad, y como tal la asumen y protegen. Una vez que la han establecido, esté el lector/a de acuerdo o no, todo lo demás les resulta, en cierto modo, sencillo. Tienen tan clara la meta que para ellos resulta natural dar lo que sea necesario para alcanzarla. Su meta es definida y alcanzable.

Siento cierta envidia al pensar en ello. Yo quisiera creer tanto y tan claro en algo como ellos en el comunismo. Son capaces de hacer lo que sea por su ideal. Para bien o para mal, estés de acuerdo o no con este tipo de gobierno, lo que está claro es que es digno de mención que una persona sea capaz de dar todo lo que tiene por su sistema de creencias. Sorprende que jamás duden de él. A veces lo pasan mal, pero siguen adelante. Yo no sería capaz de permanecer fiel a un nivel tan profundo. No en determinadas circunstancias, menos si la vida de mis seres queridos depende de ello.

No sé si estoy siendo claro, pero este no es un libro que me haya dejado indiferente. El inicio lo he encontrado un poco lento, me pasa siempre en este tipo de libros; me cuesta un tanto entrar, pero la pluma de Owen Matthews es muy ágil. Los capítulos iniciales los encuentro un poco largos, hasta que llegamos a Shanghái. A partir de ese momento la historia se narra sola. El ambiente es brutal. Hay cierto poso amargo en las descripciones de Owens. Esa ciudad llena de espías, con sabor a turbio, a sucio, a puticlub escondido en los arrabales, de novela de Reverte. Ese mercado donde todo se vende y se compra. Donde no hay nadie puro porque todo es corrupción. Nada que ver con la imagen que se tiene en mente de lo que fue la guerra en Europa. Aquí todo se torna más sucio (si cabe), más pobre.

En general me ha gustado más el libro de Owen Matthews que el anterior de MacIntyre, encuentro su pluma menos recargada y el modo de describir y de meter en la acción es menos recargado. La portada también me ha gustado mucho, aunque encuentro en ambos libros que las imágenes son escasas. La propia lectura me lleva a querer ver más de más momentos y personas que salen en el libro. Es un poco engorroso que no encontrarlo en el libro y tener que buscar lo que necesitas en el móvil. Pero bueno, muy bien.

‘Un espía impecable’ es un libro que permanece mucho tiempo en la mente, igual que su protagonista. De obligada lectura, en mi opinión. Por cierto, para mí los dos libros forman uno, no se pueden leer por separado. O no debería. No te comes las galletas y tiras el chocolate que tiene en el medio.

Conla colaboración de Editorial Crítica.

 

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