miércoles, 23 de diciembre de 2020

Entrevista a Lady Blue Art -entrevistas a ilustradores/as

 


Antes de empezar, hagamos un pequeño menú ilustrado de tres platos. ¿Qué ilustrador escogería para el primero, el segundo y el postre?

Podría decir que los primeros ilustradores que me llamaron la atención empezando o de pequeña: Benjamin Lacombe, Alessandro Barbucci (el ilustrador de W.I.T.C.H) y, aunque no sea solo ilustrador, Tim Burton y todo el equipo detrás de sus películas. Elijo a estos tres autores, más que nada, porque fueron los primeros que me inspiraron y me hicieron pensar que quizás mi camino era la ilustración. Les tengo especial cariño.

La primera pregunta es obligada, ¿cuéntenos un poco quién es la persona oculta tras el pseudónimo de Lady_blue_art y por qué deberíamos conocerla?

Soy Marina, una ilustradora asturiana con una gran pasión por el dibujo.

Esta es una anécdota que cuento mucho pero siempre recuerdo (o más bien me recuerdan) que siendo yo una canija, mis padres extendían en el suelo del salón metros y metros de papel kraft solo para dibujar; para que cupiese todo mi cuerpo y mi imaginación. 

Desde entonces, no recuerdo haber soltado un lápiz, incluso en tiempos complicados cuando mi hobbie empezó a convertirse en mi trabajo (aunque he de decir, esto puede volverse muy duro).

La segunda pregunta es tremendamente complicada. Desde luego, estoy profundamente agradecida a las personas que valoran lo que hago, que todas mis entrañas van en cada uno de mis dibujos. Creo que esta es la premisa. Al final, se puede ver al autor en cada dibujo y hay personas que dominan la capacidad de sentir sobre el papel. Yo diría que apenas estoy emprendiendo este viaje.

Es realmente impresionante como en cada brochazo que das sobre un papel se pueden ver, si te paras a buscar, cada uno de los recovecos de tu cabeza. Están presentes en el color, en la técnica elegida, en la ferocidad de los trazos... y desde luego, no hace falta “ser” ilustrador o dibujante o pintor consagrado para darte cuenta de esto que entraña cualquier disciplina artística.

Usted se dedica a ilustrar sueños. ¿Se puede vivir del lápiz y el papel? ¿Por qué se dedica a esto?

En mi caso, aún estoy empezando a moverme de manera más profesional en este ámbito por lo que aún no puedo vivir únicamente de la ilustración. 

Sí es cierto que ahora concretamente estoy intentando abrirme paso en el mundo de la ilustración editorial por esta pasión que tengo desde pequeñita por los “libros con dibujos”. A mí solo me ganabas si ese libro tenía dibujitos. 

Y hablando de la infancia, creo que es aquí donde se empezó a ver en mí que este podría ser mi camino. Si íbamos a la biblioteca, Marina siempre con libros ilustrados debajo del brazo; si se me hacía demasiado larga una clase, las libretas y libros a rebosar de garabatos, y todo así.

 


 

 ¿Cree que la ilustración y la narración deben ir unidas? 

No necesariamente, pero sí particularmente en algunas ocasiones. Me explico: la ilustración va mucho más allá de mostrar lo que las palabras buscan contar. La ilustración son ideas, sensaciones, emociones…

A menudo me preguntan si lo que he estudiado sirve para algo y creo que es en esencia la posibilidad de transmitir y de generar preguntas en la cabeza de los espectadores, que busquen indagar en el dibujo y a la vez en sí mismos. Por esta razón, la ilustración puede hablar por sí sola pero cada cual decide a qué punto de sí mismo afecta, o, con otras palabras, qué ve cada uno en esa escena sin texto que le guíe. 

Ahora que vemos tantos álbumes ilustrados por todas partes os invito a indagar en este mundo fascinante donde la imagen claramente se superpone al texto en la mayoría de los casos. Algunos como “El Árbol Rojo” de Shaun Tan, donde habla de algo tan abstracto como la esperanza con apenas una línea de texto por página. O “El Bosque dentro de Mí” de Adolfo Serra. Ambos ilustradores impresionantes y muy diferentes que desde luego debéis conocer por su sensibilidad visual, entre otras cosas. A fin de cuentas, una ilustración también narra por sí sola, solo que lo hace en forma de juego. Puede llevar al espectador por donde quiere o dejarlo solo a su suerte, a ver qué se va encontrando.

Por otro lado, ¿a qué niño no le ha encantado tener entre sus manos un libro donde, además de las palabras que le cuentan una historia, se le añade una imagen que describe eso que está leyendo? Bueno, quien dice niños dice adultos. Yo misma lo disfruto mucho de ver cómo las palabras y las ilustraciones dialogan entre ellas. La ilustración también tiene la capacidad de hacernos entender mejor un texto, evocarnos una escena muy concreta, facilitar la lectura y un larguísimo etcétera.

¿Fue a alguna escuela de arte? ¿Qué opina de ellas?

El momento en el que realmente estudié arte fue en mis años de carrera en Bellas Artes en Salamanca. Antes había cursado el Bachillerato artístico en un instituto normal, nunca en la escuela de artes de mi ciudad. Aun así, creo que en estos dos años anteriores a la universidad me enseñaron mucho y afianzaron aún más mis ganas de seguir este camino, ya que realmente no lo tenía muy claro cuando lo escogí.

Siempre he sido de dejarme llevar más que de estar cien por cien segura de mi decisión. En parte por esto último opté por empezar esta carrera ya que tocas todas o al menos muchas de las ramas del arte en más o menos profundidad. Me sirvió para asegurarme de que la ilustración era a lo que quería dedicarme, aunque, a decir verdad, todo el mundo creativo me parece interesante y no tengo problema en expandir mis horizontes.

Mi opinión acerca de este tipo de enseñanza dista mucho de la que tenía cuando estaba cursando mi grado. Todo depende de un mogollón de factores que cualquiera que lo haya vivido estará de acuerdo conmigo. Primero de todo, los profesores. Hay gente magnífica en su rama artística que dar clase se le da regulín y eso repercute mucho a los alumnos. Yo, por ejemplo, he vivido las dos caras de la moneda. Profesores que me han desmotivado a más no poder y me han hecho aborrecer este mundo creativo y otros que me han dado alas y han hecho todo lo que estaba en sus manos para verme volar. Supongo que es cuestión de suerte. 

Por otro lado, mi facultad está más encaminada a la pintura y aunque esto no es nada negativo, dista mucho de otras que se centran en el audiovisual y nuevas tecnologías. Aun así, saqué mucho provecho de la pintura y creo que se puede ver en mis ilustraciones: por lo orgánico, gestual y repleto de texturas y brochazos.

Y ya para acabar, decir que lo más maravilloso que te vas a encontrar en cualquier escuela de arte son tus compañeros. Donde más vas a aprender, donde más apoyado te vas a sentir… Es impresionante todo lo que vas a poder compartir con ellos. Estamos todos metidos en el mismo ajo.

¿Cómo afronta el reto de realizar una ilustración? Háblenos un poco de su proceso de trabajo.

Esto, como todo, depende. Si estamos hablando de una ilustración por encargo, lo primero es tener en cuenta y muy claros todas las indicaciones del cliente: estilo de dibujo (yo me muevo entre un estilo más adulto y otro más “cartoon”, para niños), técnica, tamaño, tema, etc. y hacer muchas preguntas. Todas las que se te ocurran. Cuanta más información tengas de cómo es su idea, mejor para ambos. A partir de ahí empiezo con bocetos. Esta parte me cuesta mucho porque soy un poquito impaciente pero siempre vienen muy bien. Al final te lo agradecerás a ti misma. 

Normalmente hago unos dibujitos muy pequeños de la composición del dibujo: cuál será el elemento principal, los planos en los que se dividirá la imagen, los objetos que estarán más cerca y más lejos... El término profesional sería “thumbnails” por si no me he conseguido explicar bien. Aun así, esto viene bien en cualquier ilustración, para dar siempre con la mejor idea. A veces, el primer boceto que hiciste es el mejor y todo lo que curraste se queda un poco de lado. Aun así, no los pierdas de vista, no vaya a ser que te sirvan para otra vez.  

 ¿Es más digital o prefiere las acuarelas y los lápices?

Hace un año habría dicho que prefiero por encima de cualquier cosa un medio tradicional; unas acuarelas, unos lápices, poder tocar la materia, las texturas y lo orgánico del medio. Siempre me ha gustado la sensación de ir mezclando colores para crear nuevos y dar con ese tono exacto que buscabas. 

Aun así, este último año me he visto en la necesidad de aprender a moverme con fluidez en los medios digitales. En este ámbito, la gran mayoría de veces en las que te salga un encargo, vas a tener que estar al tanto de formas de digitalizar tu trabajo. Muy poquitas veces podrás entregar una acuarela en bruto como producto final.

Sin embargo, he descubierto un mundo amplísimo que siempre había tachado de “esto no es para mí”. Se abrieron muchas puertas y maneras de hacer. Ahora lo mezclo todo: que si hago una acuarela y añado detalles en digital, que si cojo este dibujo a lápiz y le doy color en Photoshop y un largo etcétera. No le tengáis miedo al digital. Desde fuera impone, pero cuando coges carrerilla es muy agradecido. Probad, ¡a lo loco! 

¿Qué tiene la imagen que nos atrae tanto?

Percibo cierta melancolía en sus ilustraciones y, tal vez, una especie de poso mágico. Lo cierto es que las sensaciones que me produce me recuerdan mucho a las que antaño me provocaran los cuentos de Roald Dahl. Tienen ese poso triste de quien sabe que los adultos son malvados. ¿Busca provocar esas sensaciones con sus dibujos?

Para esto hay muchas posibles respuestas. Sí es verdad que, como dibujante, siempre es bueno practicar con expresiones faciales y corporales porque pueden ser uno de los puntos que más atraigan de nuestros trabajos o que más capacidad expresiva le otorguen. 

Sin embargo, a mí siempre me han llamado la atención las expresiones relajadas, melancólicas (que no necesariamente tristes). Veo a mis dibujos muchas veces en un estado casi contemplativo, espectadores de sus propios pensamientos. Como pasajeros; transeúntes tremendamente cercanos y conocidos. Me gusta la expresión tranquila y pacífica de quien observa, en silencio. Ese gran enemigo para algunos.

Veo esa melancolía casi como un estado de ensoñación; de duermevela. Este es otro punto importante en mi trabajo ya que me apasiona el mundo de los sueños. Imágenes oníricas en las que puedes dejarte llevar, sentir o buscar curiosa entre sus detalles. Digamos que el Surrealismo es uno de los movimientos artísticos que más me ha interesado.

Por otro lado, sí, busco aunar imágenes que puedan ser miradas desde el punto de vista del niño y del adulto. Soy una apasionada de estas dobles lecturas.

 Veo que usa mucho los naranjas y los amarillos. El uso de estos colores es recurrente es sus obras. ¿Es algo buscado o surge en el propio proceso?

Supongo que esto, en mayor medida, es un gusto personal; una zona de confort. Tengo mis tres tonos estrella, que son el verde bosque, el naranja, el marrón teja. Tiendo a tomar como base estos tres colores (mis favoritos), aunque pueda haber variaciones. Siempre suelen estar presentes, de manera casi involuntaria. Puede ser, en parte, por mi obsesión con las puestas de sol y el otoño. Me siento segura en esta sinestesia y, para mí, funciona.

Pero hay que tener en cuenta que el color es un gran aliado a la hora de narrar y a veces por mucho que nos guste un tono en concreto, no casa con la idea, el concepto o la sensación que le queremos dar a nuestra ilustración.

¿Qué influencias tiene? 

Es imposible aunar en un mismo escrito todas las personas que me inspiran; va desde pintoras y pintores, músicos, ilustradoras e ilustradores, animadores, escritoras…

Pero por decir algunas ilustradoras que necesitáis conocer si no las conocéis ya serían: 

Rebecca Dautremer, pintora y dibujante francesa que realiza unos álbumes ilustrados con una sensibilidad exquisita. Quizás una de las dibujantes en las que más me he inspirado para mis ilustraciones. También cuenta con un componente melancólico muy fuerte.

Meritxell Ribas, una ilustradora catalana que me encanta. Tenéis que echarle un ojo a su manera de trabajar porque es asombrosa. La técnica que usa se llama “grattage” y es muy divertida. Os diría que la probaseis si tenéis oportunidad y sois unos apasionados de la línea.

Y ya para terminar (porque podría seguir nombrando artistas a tutiplén), quiero mencionar un estudio de animación que cada vez está ganando más fuerza y es un absoluta maravilla en todo su ser: “Cartoon Saloon”. Os recomiendo todas sus películas, cortos y colaboraciones porque, aunque las historias son increíbles, la ilustración, los personajes, los espacios, todo os dejará sin palabras.

Y ya por añadir inspiración más allá de artistas, diría que la naturaleza, la luz y el folklore son tres de mis musas.

¿Qué proyectos tiene para el futuro?

Ante todo, seguir en este camino que apenas estoy empezando y, a ser posible, continuar con proyectos a nivel editorial, que me encantan.

Ahora mismo quiero centrarme más en la ilustración infantil, es un campo que, aunque toco a menudo, nunca me he parado a ahondar especialmente. Creo que mi estilo de trabajo puede combinar estupendamente con los cuentos y las narraciones para los más peques. Sí es cierto, que dentro de la ilustración infantil se buscan formas sencillas, colores más bien planos y figuras muy concretas, pero, como quien buscaba a Wally, creo que a todos nos gusta perdernos en los detalles y echar un rato observando las ilustraciones de los libros. 

¿Qué le recomendaría a alguien que quisiera dedicarse a esto?

 


 

Lo primero, mucha calma. Cuando empiezas puede ser algo muy frustrante: no encuentras clientes, las redes sociales son un mundo demasiado amplio y no sabes por dónde empezar, sientes que todo tu esfuerzo no da frutos... pero esto acaba pasando. Siempre terminas encontrando a alguien que valorará tu trabajo como es debido. A medida que vas asomando la cabeza en este mundo, se va haciendo más sencillo (que no fácil). Es un camino complicado; muchas horas de ordenador, poco tiempo para tener terminados los proyectos, por lo general, momentos de falta de inspiración, alguna que otra injusticia dentro del mundo de la ilustración…

Recomendaría a cualquiera que se tomara una temporada para dibujar mucho, pero mucho. Esto ayuda en todo: en encontrar un estilo más personal, en tener buen material que enseñar, en ganar habilidades y descubrir nuevas maneras de hacer… y hacerse un portafolio. Indispensable. Yo misma sigo trabajando en esto y comprendo que puede ser tedioso, pero facilita las cosas. Aún más si vuestro enfoque está en la ilustración editorial.

Y, por último, disfrutar y jugar, que tenemos una ocupación maravillosa.

¿Algo más que añadir a esta pequeña entrevista?

Sobre todo, que hay que intentarlo para saber si es lo nuestro. Que nunca te quedes sin probar. Aunque sea difícil, ver el trabajo terminado es muy satisfactorio y hay proyectos chulísimos en los que podrás participar. ¡Solo me queda animaros y dar las gracias por esta entrevista tan interesante!

¡GRACIAS!

Os dejo las redes sociales de la artista:

Instagram.

Facebook.

Youtube.

 


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