sábado, 21 de septiembre de 2024

Mesa para dos -reseña

 


¿De qué va el libro?

Tras cautivar a millones de lectores con Un caballero en Moscú, Amor Towles vuelve a seducirnos con su elegancia, humor e ingenio narrativo en Mesa para dos, seis relatos que transcurren en Nueva York al filo del cambio del milenio y una novela breve ambientada en la Edad de Oro de Hollywood.

Aparentemente inconexas, todas estas historias presentan un momento crítico en que dos personas deben sentarse a una mesa para abordar asuntos tan universales como la búsqueda de la felicidad, el poder del dinero o la subversión de las normas sociales. Así sucede en relatos tan conmovedores como «La cola», que sigue el periplo de dos campesinos rusos, Pushkin y su mujer Irina, desde su aldea hasta Nueva York pasando por Moscú, mientras intentan desarrollar su potencial sin traicionar sus ideales; o en «La balada de Timothy Touchett», donde un escritor frustrado acepta un trabajo poco edificante hasta que Paul Auster se cruza en su camino. O en «Eve en Hollywood», una vibrante novela con tintes de género negro que nos permite reencontrarnos con Evelyn Ross, la indomable protagonista de Normas de cortesía, aquí decidida a labrarse un futuro entre platós, bungalós y los antros más oscuros de Los Ángeles de los años cuarenta.

Creador de personajes que nos transportan en el tiempo y nos dejan una huellaimborrable, Amor Towles muestra de nuevo su enorme talento en Mesa para dos. En este fascinante libro, lleno de dramatismo, agudeza, erudición y ternura, el autor vuelve a sus temas de siempre —las relaciones, la familia, la confianza, la ambición, la culpa o el valor de la amistad— con su acostumbrada hondura y belleza.

 ¿Qué me ha parecido?

     El universo literario de Amor Towles ha sido constantemente elogiado por su sofisticación y una habilidad innata para narrar historias elegantes que, a través de sus detalles más minuciosos, logran capturar la esencia de épocas pasadas. En Mesa para dos, el autor vuelve a desplegar su innegable talento, ofreciendo una obra que, al igual que sus predecesoras, cautiva tanto por su forma como por su fondo. Si bien este libro parece más íntimo y menos épico que los anteriores (Un caballero en Moscú y Las reglas del civismo), no deja de ser un texto profundo, que explora las complejidades de las relaciones humanas en su faceta más cotidiana y a la vez trascendental: la mesa compartida.

Una narrativa construida en la intimidad

    Amor Towles, conocido por su meticulosa ambientación y desarrollo de personajes, nos sumerge en la vida de dos individuos cuyos destinos se entrelazan en el ambiente acogedor de un restaurante. La premisa es aparentemente sencilla: dos personajes, cuyas trayectorias personales están marcadas por la soledad y la búsqueda de algo más, se encuentran de forma fortuita en una cena que, poco a poco, se convierte en el eje narrativo de sus vidas. Aquí, Towles no busca los grandes eventos históricos ni los dramas de alta sociedad; en su lugar, opta por una atmósfera íntima, como si fuéramos comensales silenciosos observando cada detalle de la conversación.

    La estructura del libro está delineada por los encuentros de los protagonistas a lo largo de diferentes noches, cada uno de ellos revelando más capas sobre sus miedos, deseos y frustraciones. Towles maneja con maestría el ritmo de la novela, alternando entre diálogos ágiles, casi teatrales, y momentos de introspección que invitan al lector a reflexionar sobre el peso emocional de compartir una mesa. El restaurante, un lugar recurrente en la narrativa, se convierte en una metáfora del espacio seguro donde las personas pueden revelarse sin máscaras.

Los personajes como platos principales

    Uno de los puntos más fuertes de la novela es la construcción de los personajes. Cada uno de ellos está retratado con una riqueza que va más allá de lo superficial. En Mesa para dos, Towles explora las distintas capas de la soledad, el miedo al futuro y la nostalgia por las oportunidades perdidas. Los protagonistas —cuyos nombres el autor dosifica con cautela para darles un aire más universal— son tan reconocibles que es fácil imaginarse en su lugar o ver en ellos a alguien cercano.

    La mujer, por ejemplo, es una persona de carácter fuerte, pero en constante batalla con su pasado. Towles retrata su vulnerabilidad de manera honesta, sin caer en estereotipos, y nos muestra cómo, a lo largo de las cenas compartidas, comienza a desmoronar sus muros emocionales. Por otro lado, el hombre, cuya vida ha sido marcada por una serie de fracasos y decepciones personales, encuentra en estas cenas un respiro, un escape de la rutina, pero también un espejo que le revela sus propias insuficiencias. A medida que avanza la historia, ambos se ven obligados a confrontar los fantasmas que los han estado persiguiendo, y este proceso de autodescubrimiento es uno de los aspectos más bellos de la novela.

Una prosa exquisita que seduce los sentidos

    Towles tiene una habilidad única para transportar al lector a otra época, y en Mesa para dos lo hace con su habitual elegancia. La ambientación es contemporánea, pero el tono recuerda a las novelas clásicas de principios del siglo XX, con descripciones sutiles que nos invitan a saborear cada palabra. La prosa de Towles es como un menú gourmet, donde cada frase está pensada para provocar una reacción sensorial. Las descripciones del restaurante, de los platos servidos y del ambiente, se sienten palpables, casi cinematográficas.

    Es imposible hablar de este libro sin mencionar el simbolismo del acto de compartir una comida. En la novela, cada cena es un ritual en el que los personajes se exponen, se entienden y, en última instancia, se transforman. Towles utiliza la mesa como un espacio de confrontación y reconciliación, en el que las conversaciones aparentemente triviales adquieren un peso emocional mucho mayor.

Reflexiones sobre el tiempo y el destino

    Otro de los grandes temas de Mesa para dos es el paso del tiempo y cómo éste moldea nuestras vidas. A través de sus diálogos, Towles aborda cuestiones universales como el arrepentimiento, las segundas oportunidades y la inevitabilidad del destino. Los personajes se ven atrapados entre la nostalgia por lo que pudieron haber sido y la incertidumbre de lo que aún pueden llegar a ser. Esta tensión se convierte en el motor de la historia, llevándonos a un final que, aunque no es necesariamente sorprendente, resulta conmovedor en su sencillez y humanidad.

Edición y conclusión

    Es imposible cerrar esta reseña sin mencionar la alta calidad de la edición. Como en los otros libros de Towles, la tapa dura de Mesa para dos destaca por su diseño sobrio, pero elegante. La elección de la tipografía y el diseño de las páginas invitan a una lectura pausada, perfecta para disfrutar de una obra que no busca ser devorada rápidamente, sino más bien saboreada. Cada capítulo está perfectamente ensamblado, y la estructura del libro facilita una lectura fluida, aunque su contenido profundo invita a la reflexión.

    Mesa para dos es, sin duda, un banquete literario que invita a la introspección y que deleitará tanto a los seguidores de Towles como a quienes busquen una novela que, sin grandes pretensiones, toca las fibras más profundas de la condición humana. Una obra para leer con calma, en una noche tranquila, como si nos encontráramos frente a nuestra propia mesa reservada en la intimidad del restaurante más especial de la ciudad.

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