El desertor -reseña

 

¿De qué va el libro?

    Una mañana de 1899, Martin Pearce, un escritor, viajero y orientalista inglés, exhausto después de escapar de una banda de ladrones, llega a una pequeña ciudad costera de África Oriental. Allí, en esa población en ruinas al borde de la vida civilizada, se enamora de Rehana, y comienza una apasionada historia de amor que unirá dos culturas y que reverberará a lo largo de tres generaciones y a través de los continentes, desde el África colonial hasta el Londres de los años sesenta.

    Una novela sobre las consecuencias del pasado, el poder combativo del amor y la fuerza salvadora de la literatura.

¿Qué me ha parecido? 

    Es terriblemente difícil explicar lo bien que escribe Abdulrazak Gurnah.

    Esta es la primera vez que me asomo a uno de sus libros y me ha dejado perplejo la enorme capacidad evocadora de su prosa: hay un paisaje envuelto en cada párrafo listo para ser descubierto tras un pestañeo. Lo hueles y lo saboreas desde lejos antes de que la vista lo alcance, y cuando lo hace, el vello de la piel se te eriza. Así es esta novela. 

    ¿De dónde ha salido este escritor y qué estaría haciendo yo hasta ahora para no conocerle? 

    No lo sé. 

    Reconozco que este libro me ha dejado hecho polvo. Ha removido algo por dentro, no sé qué; me ha tocado la fibra. ¿Es esa voz brutal o lo que me cuenta? ¿Es ambas o ninguna? No sabría decir, pero al adentrarme en 'El desertor' me he tocado el alma. Pocas veces he sentido algo así, las cuento con los dedos de una mano: ha sido con Tolkien y Rothfuss, con Elvira Lindo, Ana María Matute, Fernando Aramburu y el gran Baroja. Con las/los grandes. Con el Reverte de 'El pintor de batallas' y el Delibes de 'El camino'. ¿Qué tienen todos en común? 

    La voz. 

    Esa voz que todos buscan y pocos encuentran. 

    Esa voz que la tienes o no la tienes. Sin doblez. Sin vuelta de tuerca. 

    Gurnah la tiene.

    Su forma de narrar es preciosa y precisa, pues cada coma, cada artículo, cada personaje crean un conjunto tan perfecto que te transportan de la realidad a esa África que nos describe, donde el olor y el calor se elevan del suelo, nublando nuestros sueños mientras crean espejismos de los que no queremos huir.

    Siento, al leer a Gurnah, que en su modo de narrar hay un cierto lirismo de esos que te dan la vuelta a la cabeza. ¡Qué bien escribe y qué rápido se desliza entre tus dedos este libro! Permanece en la memoria mucho tiempo después de la lectura, pues esta es de esas novelas que quieres releer cada poco, encontrando algo nuevo en cada relectura. 

     Gurnah controla muy bien los personajes, sabe dotarlos de una bruma inconfundible. Los mueve muy bien por la historia. Me gusta muchísimo la ambientación que tiene, ese sabor a viejo, al África de los faraones, de las cebras y de los tuareg. Ese misticismo que envuelve toda la historia y que da un toque especial a la novela. Desde los nombres a las descripciones, todo en el libro tiene un poso exótico que te envuelve, del que no quieres huir. Sorprenden los párrafos, tan largos, como si Gurnah escribiera para un amigo y lo hiciera sin prisa, deleitándose en cada palabra para que lo que quiere decir quede bien dicho y se entienda. Hay un ejercicio profundo de cómo diseñar una trama, una ambientación y unos personajes para que el resultado final sea perfecto. Este libro es un puzzle en el que todas las piezas encajan permitiendo ver un paisaje de ensueño.

Muy recomendable.

Con la colaboración de Ediciones Salamandra.