domingo, 23 de julio de 2023

Homo irrealis -reseña


 ¿De qué va el libro?

     ¿Cuánto de nosotros se borra con el paso del tiempo? ¿Cuánto se queda en los lugares amados? ¿Puede uno regresar a un sitio que nunca existió más allá de su mente? En Homo irrealis, André Aciman nos invita a acompañarlo al territorio de sus recuerdos en un viaje por lugares queridos como Alejandría, Roma, París, San Petersburgo o Nueva York, habitados por las presencias fantasmales de artistas y escritores admirados. Dela mano de Proust, Freud, Cavafis, Pessoa, Rohmer, Sebald y muchos más, el autor explora el tiempo irrealis: el del hombre que podría haber sido y no fue, todo lo que podría haber pasado y no pasó, pero que aún podría pasar y está en un limbo entre la fantasía y la realidad. Unas memorias en forma de ensayos en las que el autor de Lejos de Egipto y de Llámame por tu nombre se enfrenta al pasado y al presente, al anhelo y al deseo, en un intento de comprender la veta nostálgica que se cierne sobre su persona y sobre casi toda su obra.

¿Qué me ha parecido? 

     ¡Qué bien escribe Aciman!

    Hay un trabajo enorme tras este libro. Durante el inicio el autor nos habla de cómo era cuando estaba a punto de abandonar su Alejandría natal para mudarse a Francia, el país de sus sueños y fantasías juveniles. 

    Hay un momento de la historia donde Aciman nos cuenta que ya no es ese muchacho desgarbado e inseguro, que ha mutado en algo que no reconoce como propio, ni tampoco sabe muy bien diagnosticar el instante preciso en el que aquel muchacho desapareció para acabar convirtiéndose en lo que es hoy como persona. ¿Fue tras la foto? ¿Después? ¿Antes? No lo sabe. 

    Hay una profundidad en este pensamiento estremecedora, porque no creo que much@s adult@s hoy día puedan reconocerse como los adolescentes que fueron antaño, pues tod@s, en algún momento, mutamos. Porque el mundo es así, va muy rápido, hay muchos saberes, circunstancias y estrategias que es necesario aprender y adquirir muy rápido para no estamparse contra la vida. 

    Pues durante toda la novela he tenido la sensación de que el autor escribe no para un/a lector/a que pueda adquirir su novela en una librería, sino para ese muchacho que fue y ya no es, del que apenas queda una foto y un recuerdo que sabe a sepia y emoción. Siento la historia como una especie de justificación al por qué cambió y por qué ya no es quien era. Esta no es una biografía como otras que haya leído, sino una suerte de memorias donde el arte en todo su amplio abanico va confrontándose con la realidad de ese muchacho, definiendo el tipo de hombre que un día llegará a ser. Así, la lingüística, la retórica, la poesía, el arte pictórico, todo va añadiendo toques de color a la vida del autor, dándoles un sentido, pues no se puede entender a Aciman desligado de la cultura y el lenguaje, cualquiera que este sea, pues es, ante todo, un comunicador. 

    El libro es precioso en contenido, pero también en forma. El lenguaje es muy sutil, las palabras están muy bien escogidas, con el esmero de quien lleva toda una vida deleitándose con sus sabores y texturas. Nada chirría, todo es armónico, precioso. Atrae y ata al/la lector/a desde ese magnífico prólogo hasta el final, donde se termina el libro con un suspiro que, al igual que aquella foto del muchacho, sabe a añejo y revuelve por dentro. 

    No es una novela, es una historia, y eso es muy distinto, porque aquí no hay un inicio, un nudo y un desenlace, sino una vida, contada y vivida para ser contada, que diría Márquez. Y qué bien se cuenta. 

    Es un libro cortito, con una traducción sobresaliente. 

    Tanto si conoces a André Aciman por su archiconocida novela 'Llámame por tu nombre', como sino, el libro te encandilará y te cambiará por dentro. 

     Aviso: esta es una historia que DEBE releerse frecuentemente.

Con la colaboración de Alfaguara. 

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