¿De qué va el libro?
Alguien está haciendo desaparecer los espíritus en la ciudad más
embrujada de Europa, York. Cuando Charlie Frith, un vidente de 16 años,
se da cuenta de que uno de sus amigos fantasmales ha desaparecido, debe
dejar de lado su propia seguridad y su existencia solitaria si desea
encontrarlos. Charlie se une a regañadientes a Sam Harrow, el nuevo
vidente de la ciudad, y a un grupo heterogéneo de fantasmas, para salvar
a sus amigos de un destino literalmente peor que la muerte. Pero hay un
propósito oscuro detrás de estas desapariciones, y más siniestro de lo
que Charlie podría haber imaginado. A medida que acepta lentamente sus
sentimientos románticos hacia Sam, la búsqueda se convierte en un camino
contrarreloj en el que todo estará en juego.
¿Qué me ha parecido?
Pocas veces me he encontrado con novelas juveniles que me hayan atrapado tan rápido; apenas un par de líneas han sido suficientes para que agarrara la historia y no pudiera soltarla.
Talbot tiene un estilo muy puro. Su manera de escribir que me ha recordado, en algunas ocasiones, a Cassandra Clare, pero también a los libros de John Boyne, cuyas historias están impregnadas de sensibilidad y credibilidad.
Hay algo muy cercano en estos libros que genera confianza y autenticidad. Cuando te adentras en ellos sientes que lo que ocurre pasa de verdad, porque son 'reales', aunque no lo sean. Esto es así porque la prosa está llena de verdad. No se cuentan cosas, 'pasan' cosas. Y eso es una gran diferencia.
He leído que esta novela es un 'Hearstopper con fantasmas', para mí es algo distinto. Es un 'Harry Potter' aderezado con una pizca de 'El sexto sentido', la magia y la oscuridad de Roald Dalh, y el estilo de 'El niño con el pijama de rayas'.
Tú me dirás que es un romance.
Yo te digo que la parte LGTBIQ* es tan sutil, que no lo considero como tal. Esta es una historia de fantasmas, de misterio. Es una suerte de Julio Verne moderno, donde da la casualidad de que hay algo de romance, pero no es un libro de romance donde ocurren cosas extraordinarias. Es lo contrario.
El estilo es sencillo, súper rápido de leer. Los personajes me encantan. Todos. No hay una sola dosis de relleno. No veo un cortapega de otros libros de éxito de la misma temática, lo que es extraño, la verdad. No puedo decir que me guste que el protagonista tenga una minusvalía, porque gustar ni siquiera se acerca a lo que me provoca. Me ENCANTA. Hay una vulnerabilidad en Charlie que provoca deseos de abrazarle. Te genera una ternura el chaval, que casi te hace llorar lo que le sucede.
Y es auténtico. Sabe que es distinto, no le gusta serlo, pero lo acepta. No lucha contra ello, al menos no todo el tiempo. Hay un cierto poso amargo, porque como digo, no le gusta, pero no se pasa el tiempo regodeándose en su propia miseria. Es sencillo, sensible. Es de esas personas que son buenas incluso cuando nadie mira. Qué poco ocurre.
Los fantasmas son redondos. Todos. Y todas. Me encanta Ollie. Y me encanta el perro. ¿Te imaginas que pudieras encontrarte con tus mascotas infantiles y que, cuando la noche se vuelve oscura y el miedo crece, pudieras abrazarte a ellas en la cama para que los fantasmas volvieran a esconderse en el armario o debajo de la cama?
Este es un libro sobre los fantasmas, sí, pero también sobre la desesperanza, la lucha interior, el ser distinto, la aceptación y el crecimiento. Es una historia de superación, de amores que no deben ser (o sí), de conocerse a un@ mism@ y aceptar lo que hay, aunque no nos guste. Es una historia de sensibilidad, de lo difícil que puede llegar a ser crecer en determinadas condiciones, y sobre lo que importa cómo nos comportamos con quienes son diferentes. Es un libro sobre los juicios, porque a Charlie todo el mundo le juzga en mayor o menor medida, pero qué pocas personas se ponen en su piel. Porque déjame decirte que compadecer a alguien y sentir empatía, son dos cosas distintas.
También es un libro sobre la familia disfuncional, y sobre el respeto a un@ mism@ y a los demás.
Me ha gustado muchísimo, como puedes comprobar. Si no te lo crees, te diré que me llegó ayer a las 3 de la tarde, y de noche ya estaba casi acabado.
Respecto a la edición, es de lujo, con solapas, y una portada espectacular. Me ha gustado muchísimo, también el mapa interior está guay.
La ambientación, ese York oscuro, neblinoso, que me recuerda a los colegios privados dublineses, es de diez. No es el típico libro juvenil que narra algo raro en una ciudad americana. Todo aquí es inglés, pero en plan guay. Con sus pubs, sus fantasmas antiguos, las calles empedradas, la niebla, la gente altiva, la cerveza negra, y todo eso. No creo que esta historia hubiera tenido el mismo gancho ambientándola en Dakota del Norte, por ejemplo, porque la ambientación dota de muchísima verosimilitud a lo que se cuenta. Es pura tradición literaria anglosajona.
Muy recomendable. Una elección fantástica para regalar. Para mí de obligada lectura en secundaria.
Con la colaboración de Roca Editorial.
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