¿De qué va el libro?
Esta novela, basada en una anécdota real, es una denuncia de la indefensión de la infancia en los conflictos armados y el drama que convierte a los niños en soldados.
Cuando se impone la dictadura del miedo, las ventanas no sirven para dejar entrar la luz, para ver, se convierten en ojos que nos vigilan.
Finalizada la guerra, un grupo de hombres armados detiene inesperadamente a los padres y tíos de Bruno y Silvina. Cuatro niños y un bebé se quedan solos e indefensos en la casa que comparten sus familias, abandonados a su suerte en una ciudad hostil en la que los ciudadanos se vigilan unos a otros desde las ventanas.
Bruno y Silvina, acompañados por el fantasma de la pequeña Alicia, desaparecida en un bombardeo, luchan por sobrevivir, cuidar del bebé, de sus primos pequeños y encontrar a sus padres, pese a que la cobardía de vecinos, allegados y desconocidos los va empujando a un callejón sin salida.
La falta de solidaridad hace de los débiles un blanco fácil. Basta un paso en falso para reducir nuestras expectativas de la vida a la estrechez de la mirilla de un fusil.
¿Qué me ha parecido?
Me resulta extraño escribir una reseña después de tanto tiempo. He estado (y sigo) tan ocupado que apenas tengo tiempo para leer y reseñar. Lo echaba de menos.
Regreso con ‘Ventanas’, de Paloma González Rubio. Una novela finalista del XVIII Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil.
Lo primero con lo que me encuentro al abrir el libro es con su pequeño tamaño; cabe en un bolsillo y sobra sitio. Son ciento cuarenta y pico páginas que pasan en un suspiro. La longitud de la trama va influida por las bases del Premio (no entiendo por qué exigen que las tramas sean tan escuetas), claro, pero también por la necesidad de lo que se cuenta, porque Paloma va al grano. Los capítulos son cortos, sí, pero densos. Ocurren muchas cosas en poco tiempo. Y todas crudas y bien narradas.
Me sorprende la temática. Es un libro sobre la guerra (podría ser cualquiera de las conocidas), un conflicto que no se define en ningún momento y que acaba de terminar, con todo lo que conlleva. Y, por supuesto, hay bandos y un vencedor que cambia las reglas del juego.
La ambientación post bélica es brutal. Las descripciones son precisas y duras como las balas. Paloma define muy bien el miedo y la sinrazón y no se recrea en ello. Describe con atino y sin extenderse, pero lo hace con oficio. Con dos pinceladas te pinta el cuadro. La autora tiene una manera de mostrar la realidad muy fina, muy clara, sobre todo la forma de actuar de los personajes. Con apenas dos toques te los pone delante y sabes muy bien de quién está hablando y cómo es su forma de ser. Un ejemplo claro (sin espóiler), es el de Doña Alma. Paloma es muy hábil mostrando o sugiriendo como de pasada, lo que sugiere un control de la historia perfecto.
Otro de los puntos fuertes son los diálogos, no me detengo en ellos, porque quiero hablar de lo que más me ha gustado: el abandono, el egoísmo, la sin razón, la falta de escrúpulos y la búsqueda de la salida. Porque esta historia va de eso. Y también de los niños. Sobre todo de los niños. Paloma transmite muchas sensaciones a través de ellos. ¡Qué poco nos cuesta ponernos en su lugar, sentir empatía! La mayoría de esas emociones que nos provoca la autora a través de los protagonistas no son agradables. Si tienes un poco de sentido común y de sangre en las venas, te disgustas con lo que les pasa. Encuentro muy acertada la manera de mostrar lo peor del ser humano sin hacer escarnio. Se muestra, pero no se exagera. Pasa esto, esto y esto. Y por eso hacen esto otro. Sencillo y contundente. Paloma muestra, y es el lector el que completa lo que falta, el que pone la banda sonora a la película. Y no resulta difícil, porque el guión es muy bueno. Así, a través de esa ventana indiscreta que muestra lo que no se quiere ver vislumbramos a ese bebé que llora sin consuelo, a esa niña que no sabe qué hacer, a esos pequeños que, perdidos en un mundo que les acaban de cambiar, juegan a disfrazarse para intentar huir de lo que les rodea, aunque sea un instante.
Este es un libro sobre la guerra, pero también sobre la esperanza. Es una historia sobre gente débil que tiene que salir adelante sin saber muy bien cómo. Habla del abandono y la crueldad, y de la obligación de crecer antes de tiempo. Es un libro sobre el cambio que merece mucho la pena.
Coincido con Gómez-Cerdá: esta historia es de obligada lectura. ‘Ventanas’ en un libro actual, una novela que seguirá siendo moderna pase el tiempo que pase, algo muy difícil de conseguir. Esa es su mejor virtud.
La verdad es que he disfrutado mucho leyendo esta historia, y por suerte para mí, he descubierto una autora que no conocía y a la que voy a seguir la pista. Un libro muy recomendable, con muchas posibilidades didácticas. Un cuento que merece un debate anterior y posterior.
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