A continuación, os dejamos la entrevista que hemos realizado a Pau Centellas, de la Agencia Silvia Bastos. Agradecemos a la agencia y a Pau su disponibilidad para contestar nuestras preguntas.
Entrevista:
Este año todos hemos tenido que cambiar los modos en que vivimos. Después de más de tantos años asistiendo a la feria de Frankfurt, ¿cómo ha sido hacer las presentaciones y las reuniones online? ¿Mejor o peor que otros años? ¿Echan de menos el cara a cara?
Se echa de menos el cara a cara, mucho, pero desde el punto de vista estrictamente profesional, las reuniones virtuales (y el teléfono de toda la vida) permiten capear la situación con bastante solvencia.
Silvia Bastos lleva siendo una referencia en el mundo literario desde el año dos mil. ¿Cómo ha evolucionado la agencia en estos años? ¿Sigue habiendo la misma energía que antaño? ¿Tienen ahora una visión más realista y menos mística del mundo que la que tenían al principio? ¿Es más difícil hacer su trabajo ahora que cuando empezaron?
Nuestra agencia es muy ecléctica y representa autores muy comerciales y muy literarios, ficción y no ficción…, de modo que nuestra visión siempre se ha ajustado a las necesidades y situación editoriales de cada autor en cada momento. Sí hemos evolucionado con las tendencias o modas del mercado, qué remedio, pero la esencia de nuestro trabajo no ha variado, más allá de formatos digitales y otras novedades. La energía no ha menguado, al contrario, más allá de las arrugas de la edad, y, en todo caso, la experiencia acumulada es una muy buena aliada del entusiasmo.
Tienen una nómina de escritores de escándalo. ¿Hay algo que les falte en su agencia? ¿Algún autor o autora que se les haya escapado y por el/la que mataría?
A nuestra agencia le faltan los centenares, miles de autores y autoras maravillosas que a diario contribuyen a enriquecer nuestro universo literario. Algunos de esos autores han formado parte de la agencia, otros lo harán en el futuro, tal vez. Debo decir que se nos han “escapado” pocos autores, pero sí los ha habido. En ocasiones por falta de reflejos por nuestra parte, en otras porque han optado por otra agencia.
Si un autor o una autora novel quisieran entrar en su agencia, ¿lo tendrían difícil? ¿cuál sería la mejor manera? ¿Hay alguna temática que no deba tocar? Y si es así, ¿por qué?
Ni siquiera podemos leer todas las propuestas que recibimos -a menos que externalicemos la lectura. Esto es así por la propia lista de representados de la agencia, que deja poco espacio a nuevos autores, pero también porque nosotros nos vemos obligados a reflejar la realidad del mercado editorial. No hay temas tabú, en absoluto, y el criterio siempre es literario. Una buena novela acabará encontrando editor, seguro, aunque no sea gracias a nuestra agencia. Sin duda hay filtros a priori (llámales prejuicios, si quieres); no sé, si alguien nos manda una novela de 600 páginas sobre vampiros, va a ser difícil que lo representemos. Pero esa novela puede que esté muy bien escrita, llevada y resuelta, y que el autor ponga de moda los vampiros otra vez, y entonces nosotros nos tiraremos de los pelos. Pero es difícil romper las dinámicas editoriales (comerciales) -hasta que viene alguien y lo consigue, claro.
¿Por qué es tan difícil para un/a autor/a nacional publicar juvenil fantástica? Por experiencia he visto que las editoriales ni siquiera aceptan los manuscritos. En los países anglosajones no ocurre. Y encima luego traemos esos libros de fantasía que no queremos publicar. ¿Qué opina?
Hay algunos prejuicios en esto, seguro; en general, todo lo que venga de EE.UU., sobre todo, se recibe con la boca abierta, esto no solo sucede en literatura. Es cierto que los editores tienen más garantías cuando un libro ya ha demostrado en otro país que funciona, que vende y que gusta. De todos modos, puede haber algo de proporcionalidad: estoy seguro de que hay más autores anglosajones que no se traducen al castellano que autores españoles que no se publican. En esta situación que describes hay algo de prejuicio, algo de conservadurismo y, para ser justos, algo de criterio literario.
Tres datos: primero, en los últimos años, el mundo literario ha facturado en torno al 38% menos que en años precedentes; segundo, en Francia el noventa por ciento de los libros no se reedita tras la primera edición, sencillamente se descataloga; tercero, el cincuenta por ciento de las ventas de libros es digital, Amazon mediante. Con este panorama, ¿de qué vivirán los escritores en un futuro cercano?
Es muy complicado, ¡y te lo dice una agencia, que vive de lo que ganan los autores! De todos modos, desde Dickens y diría que aun antes, la cuestión de los ingresos de los autores ha estado sobre la mesa. Conozco pocos autores, si es que hay alguno, que haya decidido dedicarse a la literatura por dinero. Como agente, una de nuestras prioridades es que los autores ganen el máximo dinero posible, subrayando posible. Pero las ventas de libros, como tú apuntas en tu pregunta, tiene un límite, por desgracia. Una verdadera, real, creíble y efectiva apuesta oficial (o europea, ¡o mundial!) en favor de la lectura aumentaría las ventas de libros, claro. Pero no podemos ser ingenuos. En cualquier caso, ya está pasando y en el futuro pasará todavía más, que los autores van a tener que concebirse a sí mismos como “creadores de contenidos”. ¿Un guionista es un escritor? Lo de “contenido” suena muy mal, lo sé, pero de igual modo que en la Edad Media un juglar recitaba sus creaciones, quizá pronto un escritor grabará sus propios podcasts y ganará más con una suscripción que con la versión impresa de esas historias (si es que se llega a imprimir). Hoy día la tecnología ya permite vehicular el talento de un modo más eficaz que la imprenta/distribución, lo que tenemos que diseñar y batallar es cómo monetizar esa vehiculación del talento.
Como agente, ¿qué opinión le merece que Amazon cope el 50% de las ventas mundiales de libros? ¿Y si no quisieran publicar a algunos autores?
Amazon es una librería, puede negarse a vender un libro, pero no puede impedir que se publique (de momento). Los monopolios no son buenos, y los peligros de que Amazon gane poder son los peligros de que imponga las condiciones que ellos quieren. Es importantísimo, esencial, defender y apostar por una red de librerías tan extensa como sea posible. Pensemos que -y esto es una intuición personal- el número de librerías es directamente proporcional al número de libros vendidos: a más librerías, más ventas, a más librerías, más diversidad literaria (más editoriales, más oportunidades, más autores…). Si se cierran librerías, se resta, si se abren, se suma.
Una duda que me carcome: ¿por qué el autor solo cobra por los ejemplares vendidos, cuando el papelero y el impresor cobran por el total de los ejemplares fabricados? ¿Acaso l@s autor@s no son el eslabón más esencial de la cadena editorial? ¿Cómo lucha una agente como usted contra esta injusticia? ¿No se siente a veces si luchara contra dragones?
¿Cómo mides y tasas el talento? Es como dices, sí, y una de las cosas que hacemos los agentes es intentar que los editores valoren el valor literario del autor, no solo su valor comercial. Esto es difícil, y al editor en esto no se lo puede tratar como el malo de la película. No lo es, él es el primero que quiere vender, y a veces invierte mucho dinero y las cosas no salen bien, y él es el primero en perder dinero. Se trata de llegar a un acuerdo. En general, y volviendo a lo que decíamos en una pregunta anterior, ¿cómo retribuir a un autor que se pasa dos años trabajando varias horas al día en una novela o libro pero que luego vende 500 ejemplares? En cualquier otra profesión te pagan por trabajo realizado, aquí no, pero es que, si pagaras a un autor por horas trabajadas, por ejemplo, sencillamente la industria editorial no existiría. Y si encimas le sumas el intangible del “talento”, la cosa se complica. Mi opinión, y con esto me mojo, es que, en general, hay margen para que los autores ganen más dinero con el actual sistema de retribución (anticipo+royalties), pero habría que cambiar algunas normas muy incrustadas en el sector, y no es fácil. No estoy hablando de falta de voluntad, sino más bien de que la tecnología, un verdadero cambio de paradigma tecnológico, debería permitir más eficacia en ciertos eslabones de la cadena del libro que debería redundar en beneficio de los autores.
¿Cree que un/a autor/a debe convertirse también un crítico/a y/o en un influencer? Parece que este fenómeno cada vez crece más autores/as juveniles. ¿Un/a autor/a no deberían limitarse a escribir y punto? ¿No estamos mezclando trabajos? Y ya puestos, ¿qué opina de esa creencia popular que dice que l@s escritor@s deben saber de todo y dar su opinión sí o sí?
Aquí mi opinión es un poco irrelevante, quiero decir que depende de cada caso. No me atrevo a enunciar una ley universal que diga que los escritores NO pueden esto o SÍ pueden lo otro. Depende de sobre qué opine. Pensemos que, en general, los escritores son gente con talento que lee mucho; su profesión a veces consiste más en leer e investigar que en escribir, de modo que saben muchas cosas, están informados, contrastan lecturas y por tanto validan su criterio. Y aún así, eso no significa que tengan que saber de todo y que su opinión sea pertinente siempre. Por otro lado, no creo que tengan que ser influencers, pero no me parece mal que usen las redes sociales para promocionar su trabajo (y, por tanto, para intentar aumentar los ingresos derivados de su literatura). En esta cuestión, apuesto a que, si preguntas a 10 escritores, obtendrás 10 respuestas distintas, y probablemente sean todas válidas.
Una última pregunta para cerrar este coloquio: ¿qué tres características debería tener un/a buen/a agente literario/a?
Ni que decir tiene que pasión por la literatura, en primer lugar, capacidad de diálogo y empatía, y sin duda discreción.
¡Gracias!
Esperamos que os haya gustado la entrevista. Os dejamos los enlaces a las webs de la Agencia Silvia Bastos.
WEB.
Fuente de las fotos: Agencia Silvia Bastos.
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