¿De qué va el libro?
Un estudio comparativo sobre la gestión de la memoria de un pasado aún demasiado presente.
¿Qué hacer con el legado de un dictador tras su muerte o caída? Esta memoria conflictiva también incluye una herencia material, que va desde la tumba del autócrata a los lugares concretos vinculados a sus víctimas, pasando por el espacio público representado por el nomenclátor o los monumentos. Las guaridas del lobo repasa cómo la Europa contemporánea se ha enfrentado a sus propios fantasmas, cómo ha resignificado de modo particular los espacios estrechamente vinculados a la biografía y memoria del tirano, y cómo ha integrado —no sin contradicciones— este pasado incómodo en su propio relato nacional.
¿Qué me ha parecido?
‘Guaridas del lobo’ es un ensayo que habla sobre cómo afectan a la sociedad las dictaduras y todo lo que de ellas se deriva tras su desaparición.
Este es un libro no muy largo que resulta ameno de leer, aunque a primera vista impresione un poco. En contra de lo que podría parecer dada la temática que trata, no resulta nada farragoso, sin duda porque está escrito con sencillez y con ejemplos claros.
Me gusta mucho que no se centre solo en un tipo de dictadura como podría ser la de Hitler, sino que hace un repaso a todas y las va comparando (más o menos). ‘Guaridas del lobo’ se abre paso, pues en el fascismo (no podría ser de otra manera, ¿no?), pero también habla del salazarismo portugués, pasando por lo ocurrido en Albania, Rumanía, Yugoslavia o la figura de Stalin. Todos estos acontecimientos y dictadores, así como los espacios donde se movían son revisados con ojo crítico por Nuñez Seixas.
Me sorprende un poco que el autor, además de dar respuesta a qué son los lugares de los dictadores, qué los representa y/o cómo podemos descubrirlos, así como qué impacto tienen en la sociedad, explique que son los no lugares de memoria, entendidos, así, como los sitios donde los dictadores se movían/nacieron, pero que, por alguna razón, no pasaron a la historia como sitios de culto. Admito que se me escapa un poco por qué estos lugares no son visitados como, por ejemplo, sí lo son El Valle de los Caídos, cuando en sí mismos tienen una historia relacionada (te guste o no), con un dictador. No logro entender muy bien qué proceso psicológico elabora un/a seguidor/a de un dictador (¿por qué todos son hombres?) para decidir que un lugar debe ser visitado o para restarle importancia a otro. ¿Por qué algunos sitios parecen poseer ese magnetismo y otros no? ¿Les falta algo a los segundos que tengan los primeros? No lo sé, pero me parece raro.
Quizá la parte más interesante para mí de este libro sea el extracto que habla del Valle de los Caídos y el Pazo de Meirás. Núñez Seixas hace referencia aquí a una frase que me ha sorprendido un poco. Es de Santos Julia y me parece un tanto perturbadora. Me permito la licencia de copiarla porque creo que merece un debate posterior. Reza así:
«Para el Valle de los Caídos, ninguna resignificación es posible más que la de un lugar en ruina, moral y material» Entiendo, dicho esto, y siguiendo el hilo del autor, que es, por tanto, necesario, dejarlo morir como símbolo y mausoleo/edificio/como se quiera llamar. Me parece una opinión, en todo caso, controvertida. ¿Hasta qué punto tienen la culpa los edificios/las edificaciones de los dictadores de la temática/ideología que representan? ¿Es mejor borrar un trozo de historia que dejarlo representando algo negativo? En ese caso, me pregunto, ¿por qué no hacer desaparecer, por ejemplo, los campos de concentración, si son un símbolo de la opresión, el fascismo, el racismo, la muerte y todo lo malo que cabe en el ser humano?
‘Guaridas del lobo’ es un libro que toca puntos conflictivos sobre el ser humano como ser capaz de generar odio y daño a sus semejantes. Se adentra en esa parte oscura que rodea la civilización del último siglo, y lo hace con inteligencia y un ojo afilado. Merece una lectura y varias revisiones. Este es el tipo de libro que no deja indiferente. Muy recomendable para los amantes del ensayo y/o la política.
Por cierto, no entiendo muy bien la portada. Me predispone a pensar
que voy a leer algo sobre la antigua Roma cuando no es así. Creo que una imagen más relacionada con acontecimientos de la segunda mitad del siglo XX iría mejor.
Gracias por la reseña. Una observación, solo: la frase es de SAntos Juliá, yo no la suscribo. Simplemente registro y gloso el argumento de esa posición. Yo me inclino por la resignificación, como he expresado en alguna entrevista. Un cordial saludo, X. M.
ResponderEliminarGracias a ti por tu comentario y tu libro. Abrazos.
Eliminar