lunes, 14 de diciembre de 2020

Las chicas de ninguna parte -reseña

 

¿De qué va el libro?

Tres inadaptadas se unen para vengarse de la violación de una compañera de clase y, en el proceso, desencadenan un cambio en la cultura misógina de su escuela.

¿Quiénes son «Las chicas de ninguna parte»? 

 Todas lo son, pero en el instituto Prescott empiezan siendo solo tres: 

   Grace Salter acaba de llegar a la ciudad tras dejar la localidad en la que vivían por culpa de su madre, predicadora baptista convertida en una liberal radical.

   Rosina Suárez es la lesbiana punk del grupo, la «rara», y lo es mucho más en el seno de la conservadora familia mexicana a la que pertenece. Ella quiere tocar música en vivo y no dedicarse a cuidar de sus muchos primos y a servir mesas en el restaurante de su tío.

   Erin Delillo es autista y está obsesionada con dos cosas: la Biología marina y Star Trek: La nueva generación.

   Cuando Grace descubre que en su casa vivía Lucy Moynihan, una joven que tuvo que huir de la ciudad tras acusar a un puñado de chicos por violación en grupo, ve que nunca se hizo justicia. Rosina y Erin piensan igual. Ellas formarán un grupo anónimo, Las chicas de ninguna parte, para enfrentarse a la cultura sexista que impera en el centro y en su ciudad.

NOMINACIONES Y PREMIOS:

  • Amelia Elizabeth Walden Book Award Finalist 2018
  • ALA Amelia Bloomer List 2018
  • Bank Street Books Best Books List 2018
  • New York Public Library Best Books for Teens 2017
  • Chicago Public Library Best Teen Fiction 2017
  • Irish Times Best Books List 2017
  • The Observer Best Books List 2017
  • NECBA Windows & Mirrors Selection 2017   

 

¿Qué me ha parecido?


Me gusta encontrar libros importantes casi tanto como disfruto hablando de ellos. ‘Las chicas de ninguna parte’ es una historia ficticia, pero bien podría ocurrir. Tal vez a tu lado. Quizá a alguien que conozcas. Puede que a alguien que te importe mucho: tu hermana, tu hija, tu sobrina. Como digo, me gustan los libros que cuentan cosas que deben decirse. Este es uno de esos libros.

Confieso que el inicio me costó un poco. Se me hizo un poco farragoso, me costó entrar en la historia. Esta es una novela que habla sobre el poder del silencio impuesto, sobre la necesidad de contar lo que sientes, lo que te ocurre, y cómo soportar que todo lo que te rodea te niegue la palabra, la oportunidad de ponerte en pie y decir: soy fulanito/a y me ha pasado esto. Pienso que muchas veces damos por hecho la libertad para hablar, creemos que todos/as la tenemos, y nos sorprendemos cuando descubrimos, de pronto, que no es así. No todo el mundo la tiene. Algunas personas están silenciadas. No hace falta mucho para conseguir que alguien calle. Una mirada, una advertencia, un golpe, una amenaza. A veces son gestos sutiles los que provocan ese miedo a ponerse en pie y vocalizar lo que te sale de dentro. Por eso es importante esta novela.

‘Las chicas de ninguna parte’ es una novela sobre la violación, sí, pero también lo es sobre el maltrato oculto, ese que no se percibe a primera vista porque no deja señales. Como comenté antes, puede ser una mirada, una ligera inclinación de ojos que sirve de amenaza, un tono de voz, una postura rígida para hacer sentir al/la interlocutor/a que no hable.

Esta novela habla de temas importantes. Lo que más me ha interesado, violación aparte, claro, es que relata de forma precisa el poder del grupo, la ansiedad anticipatoria, el sufrimiento callado y el ataque al honor. Me parece significativo el modo en el que se acerca a esa negación básica. Creo que puede hacerse un debate bonito entorno a ello. Podríamos caer en eso tan manido de que vivimos en una sociedad patriarcal, que sí, que vivimos en ella, pero también podríamos usar el libro para comentar más aspectos:

·               ¿cómo te sientes?

·               ¿por qué te sientes así?

·               ¿cómo podemos solucionarlo?

·               ¿alguna vez has necesitado hablar de algo y no has podido?

·               ¿qué te lo ha impedido?

·               si hubieras podido hablar, ¿qué hubieras dicho y a quién?

Y también podríamos usarlo para analizar la sociedad. Y me refiero a toda la sociedad, no solo al hecho de que sea patriarcal, sino también a la necesidad de explicar que no todas las mujeres son víctimas por serlo, ni todos los hombres violadores por ser hombres. Porque hay matices en todo. La escala de gris es, con diferencia, la más amplia de toda la gama de colores. Quien no piense así, tiene un problema serio. Por supuesto, esta es mi opinión subjetiva.

Creo que el tema que subyace al libro también merece la pena debatirlo. Para mí, no es tanto un libro sobre la violación y el acoso como un libro sobre el poder: yo tengo poder y tú no; yo hago lo que quiero y tú no; yo te digo lo que puedes y no puedes hacer y si no lo haces, tendrás que aceptar las consecuencias; lo que yo te hago me otorga un poder que tú no tienes, cuanto más te debates, más poder me generas; la sociedad no quiere oír lo que tienes que decir porque para ella no tienes poder, no eres nada. ¿Cómo se puede cambiar todo esto? ¿Cómo nos afecta como especie? Con este panorama enfrente, ¿cómo va a actuar una víctima? ¿Y qué o quién es una víctima? ¿Quién decide quién es una víctima? ¿Tiene alguna característica reconocible? Las preguntas se multiplican a poco que pensemos en ello.

El libro, como puede verse, tiene un potencial inagotable. Está escrito desde varios puntos de vista, lo que da distintas perspectivas que, al final confluyen en una sola: estoy sola y solo me tengo a mí misma y lo que yo pueda hacer, por tanto, también es un libro sobre la búsqueda de una salida. Respecto al lenguaje, es sencillo, no diría que juvenil, pero sí ágil, no está nada recargado, lo que es todo un acierto ya que va dirigido a un público adolescente. Por otro lado, y dada su temática, si el lenguaje fuera recargado, bloquearía la lectura, te sacaría de lo que te cuenta, y lo que dice es tan importante que no quieres perderte una sola palabra. Es necesario que el lenguaje sea un vehículo conductor, no un obstáculo. Acierto total, por tanto. La edición, como siempre, preciosa (de la portada mejor no hablamos).

En fin, no me quiero enrollar más, porque podría hablar de la novela y sus posibilidades durante horas. Para mí es de obligada lectura en Secundaria y Bachillerato, a partir de tercero de la ESO ya se puede leer. Eso sí, lo propondría para lectura con un debate posterior. Cuando tienes delante un trozo de tarta con una guinda, no te comes solo la guinda y tiras la tarta, devoras todo. Pues aquí lo mismo.

Con la colaboración de Libros de Seda.

 

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