¿De qué va el libro?
Un emocionante relato de esfuerzo y superación. La escalofriante lucha de un médico en la peor crisis pandémica de los últimos años
El 27 de febrero de 2020 se detecta el primer caso de coronavirus en una unidad de cuidados intensivos española. Gabriel Heras, médico en esa misma unidad, vivió en primera línea el estallido de la epidemia y su pico más agudo. Este es el relato desde el frente de batalla de una de las guerras más mortíferas a las que nos hemos enfrentado en las últimas décadas. El testimonio de un profesional volcado en salvar la vida de sus pacientes sobreponiéndose a la escasez de recursos, de personal y de conocimientos sobre el virus.
En unas páginas cargadas de tensión y miedo, pero también de esperanza y compañerismo, Heras ofrece un ejemplo de la capacidad de superación de los trabajadores sanitarios ante la imprevisión y falta de humildad de los responsables de gestionar la peor crisis sanitaria de la historia de España. Al mismo tiempo, su relato pone en evidencia las carencias de un sistema que necesita cambios profundos para adaptarse a las realidades del siglo XXI y garantizar el bienestar de los ciudadanos. «Con esta crisis hemos descubierto que España no tiene el mejor sistema sanitario del mundo, pero sí tiene a los mejores profesionales», defiende Heras.
¿Qué me ha parecido?
Bueno, está claro que no me ha dejado indiferente. ‘En primera línea’ es un ensayo sobre el coronavirus que debes leer, PERO YA. Me autocorrijo: no es un ensayo sobre el coronavirus, ES EL ENSAYO. Así, con mayúsculas, y es que Gabriel Heras es contundente en todo lo que cuenta. Este libro es como si alguien te echara un caldero de agua helada encima en el día más cálido del mundo. Da escalofríos y miedo, porque sabes que aquello de lo que habla es real; demonios, ¡estamos viviendo con ello!
Gabriel Heras cuenta sus vivencias, su día a día desde el inicio de la pandemia que cambio el mundo y a nosotr@s con ella. El libro empieza cuando el coronavirus era algo que no sabíamos escribir sin faltas de ortografía mientras era tratado en las redes sociales como si fuera una simple anécdota que retuitear cinco segundos antes de pasar a ver el vídeo de turno en YouTube.
Heras tiene un don con la pluma, escribe muy bien. Es directo, su lenguaje sencillo y nada recargado. Te llega, te toca, te conmueve. Gabriel Heras hace que cada enferm@ se cuele en tu memoria y te roce con dolor, con miedo, con rabia… Tantas emociones con las que lidiar que es complicado.
Claro que el autor no se anda con ambages y sabe cómo describir las emociones. A mí la historia de Julio me ha tocado de lleno el corazón. Tan humana que te pone la piel de gallina. Pero es una pequeña parte de todo lo que cuenta el autor, y nada de lo que dice te deja impasible. Al menos no a mí. Lo cierto es que no podría decir una sola cosa que no me haya conmovido del ensayo. Todo me ha dejado mil preguntas, mil pensamientos que han perdurado mucho tras finalizar el libro. Todo lo que cuenta y cómo lo cuenta te hace meditar: ¿he hecho todo lo que podía hacer? ¿Y los demás? ¿Hay algo en lo que pudiera haber ayudado y no lo he hecho? ¿Esto nos define como especie? Porque si es así, qué mal lo hemos hecho. Cuánto ha de cambiar.
El libro se lee en apenas un par de horas, tal vez menos. No es muy largo, la letra es grande y el ritmo trepidante pese a ser un ensayo. Esta es una historia que habla de personas que intentan luchar contra una marea con palas de juguete, más o menos. Imagino que así se sentirían (y seguirán sintiéndose) aquellas personas que trabajan cara a cara con el COVID. Es una historia de lucha, de miedo, de pena, de trabajo desinteresado. Es una historia de muerte, de desesperanza, de tratar de llegar y no poder.
Heras es claro en lo que cuenta, pudo hacerse mucho más. El miedo paraliza y aquí lo hizo en el peor momento posible. ¡Qué pena más grande! Mejor pedir perdón que permiso. Más de cuarenta y dos mil personas en España (fallecidos/as) hubieran preferido que el Gobierno hubiera tenido que pedir perdón a tener que pedir permiso. Es una auténtica pena.
Este es un ensayo valiente, muy bien escrito, no tiene nada que envidiar a ninguno de los éxitos literarios que hay ahora mismo en venta. NADA que envidiar. NADA. Es muy recomendable. Y merece un debate. Debería leerse en Secundaria, y merece un debate posterior.
No te lo pierdas. MERECE MUCHO la pena.
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