lunes, 30 de noviembre de 2020

La masa enfurecida -reseña

 

¿De qué va el libro?

The Nº 1 Sunday Times Bestseller (con razón)

Las masas se han vuelto locas. Basta con seguir las redes sociales o los medios de comunicación para ser testigos de la histeria colectiva en la que se ha convertido el debate político. Cada día alguien nuevo clama que algo le ha ofendido: un cartel que cosifica, una conferencia que debe ser censurada, una palabra que degrada. Vivimos en la tiranía de la corrección política, en un mundo sin género, ni razas ni sexo y en el que proliferan las personas que se confiesan víctimas de algo (el heteropatriarcado, la bifobia o el racismo). Ser víctima es ya una aspiración, una etiqueta que nos eleva moralmente y que nos ahorra tener que argumentar nada. Pero como nos recuerda Douglas Murray en este polémico libro que ha sido menospreciado por la izquierda biempensante y que se ha con - vertido en un fenómeno de ventas sin precedente en el Reino Unido: «La víctima no siempre tiene razón, no siempre tiene que caernos bien, no siempre merece elogio y, de hecho, no siempre es víctima». Con un estilo provocador y una estructura argumentativa sin fisuras, el autor trata de introducir algo de sentido común en el debate público, al tiempo que aboga con vehemencia por valores como la libertad de expresión y la serenidad actuales.

 

¿Qué me ha parecido?


 

A veces pasa que no esperas nada y te llevas un regalo. No suele suceder muchas veces, pero ocurre. Esta es una de esas veces.

‘La masa enfurecida’ es un libro políticamente incómodo que habla de cosas que molestan. Es de esos libros que pican, que rasgan e incomodan cuando los lees -vamos, que es bueno-; no te deja indiferente para nada. Lo que cuenta y cómo lo cuenta tiene un poso de verdad.

‘La masa enfurecida’ ha sido un éxito en su país de origen -Reino Unido-, y o mucho me equivoco, o va a serlo en muchos más sitios, porque dice verdades como puños. Douglas Murray habla sin tapujos sobre la manera que tiene el ser humano de ser un lobo para el hombre (y también para la mujer). Somos nuestros peores enemigos. Vivimos con una furia apenas contenida en el interior que está esperando un pequeño guiño, una mirada de soslayo, para salir de nosotros y romperlo todo. ¿Qué nos está pasando como especie? Me asusta. Para muestra, el incomprensible modo de actuar de Donald Trump en las elecciones, ese odio que siente hacia todos los que no son él (lo que engloba al resto del mundo). Un ejemplo que sirve para casi cualquier persona.

Y es que Murray nos habla en su libro de cómo poco a poco el ser humano ha ido cambiando. Y no precisamente para mejor, qué duda cabe. Pero es que, además, tiene razón, y lo argumenta bien. Dice verdades como puños. Esto me resulta extraño, no estoy acostumbrado a leer a gente que dice lo que piensa sin preocuparse de ser políticamente correcto. Muchas veces tengo la sensación de que vivo en un mundo irreal (la gente piensa uno y hace otro). Es incómodo y pica como una corbata mal puesta.

Murray habla de la necesidad de ver el mundo con unas nuevas gafas, y pienso que tiene razón. Si las usáramos, si fuéramos menos mentirosos con los demás y con nosotros mismos, veríamos el mundo de otra manera -no digo mejor, pero sí real-, pero nos conformamos con seguir al rebaño.

Como digo, Douglas Murray es un boxeador luchando contra gigantes durante todo el libro. Lo argumento con varias muestras que hacen que recapacites sobre cómo ves tu propio mundo:

-[…]’¿Qué mérito tiene haber convertido las relaciones entre sexos en algo tan angustioso como para que la mitad masculina de la especie sea vista como un agente cancerígeno?’

Cuando menos, da que pensar.

1º)  […] ‘Casi todo puede decirse, siempre y cuando se afirme que vivimos en una sociedad patriarcal, en una ‘cultura de la violación’ homófoba, tránsfoba y racista; siempre y cuando se condene la sociedad propia y se ensalce alguna otra (de las que figuran en una lista autorizada’. […]

Si no todo esto no te está perturbando, tienes un problema. Pero sigo:

 […] ‘La manera en que las campañas comerciales se dirigen a las mujeres dice mucho acerca de cuáles son las motivaciones de estas cuando creen que el hombre no mira’. […]

Y la última, que creo que define muy bien en qué se ha convertido todo el meollo de Internet:

3º) […] ‘Hoy en día, cualquier político, escritor o figura pública se halla al mismo nivel que una persona de la calle. Ya no podemos confiar en que el público es honesto y persigue objetivos similares a los nuestros. […] Por eso las figuras públicas tratan de asegurarse de que nada de lo que escriben, dicen o piensan pueda ser tergiversado por un crítico tendencioso’. […] (se me ocurren unos cuantos.

He puesto estas tres muestras de argumentos del libro para ilustrar una sola cosa: Murray hace que evalúes tu propia realidad. Da igual si estás de acuerdo o no. El hecho es que lo hace. ‘La masa enfurecida te hace meditar; tal vez que te provoque un enfado monumental; posiblemente te remuerda por dentro con su pluma y, en todo caso, quizá haga que revises tus creencias, lo que crees que sabes sabes, lo que intentas que los demás piensen que sabes, lo que sabes de verdad, y lo que presumes que conoces. La verdad, no se me ocurre un mejor argumento para recomendar un libro. De hecho, esa es su finalidad misma. Si un escritor no consigue que pienses por ti mismo/a, mejor lleva el libro a tu librería de confianza y exígele el importe íntegro.

Douglas Murray habla mucho, tiene una voz, tiene una opinión, estés de acuerdo o no, pero la tiene, y eso ya es más de lo que tienen much@s autor@s publicad@s.

Hazte un favor y compra el libro. Si no te hace pensar, devuélvelo (dudo que ocurra).

En mi opinión, algunos de estos temas tratados en el libro, deberían ser estudiados/debatidos en los últimos cursos de Secundaria y Bachillerato.

Con la colaboración de Ediciones Península.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Con qué nos sorprenderás hoy, Madre Naturaleza? - reseña didáctica

  ¿De qué va el libro? La Madre Naturaleza está muy ocupada durante todo el año: crea nubes para que caiga la lluvia; prepara a una ardilla...