Buenos
días, ¿qué tal lleva el virus? ¿Le está molestando mucho? Imagino que han sido
meses difíciles…
A nivel
laboral no tanto, por fortuna no me ha faltado trabajo este 2020 pero reconozco
que las dos primeras semanas de confinamiento en marzo costó más producir
material por la propia excepcionalidad de la pandemia. Y porque hacía años que
no trabajaba en casa tantos días seguidos, ya que habitualmente trabajo en un
estudio. Luego terminé acostumbrándome; el ser humano se adapta a casi todo.
Por fortuna no tuve que vivir el drama laboral que otras personas han tenido
que sufrir, ERTEs y todo eso. Gente que conoces, claro. Y conocidos a los que
se le mueren los padres a los dos días de ingresarlos en el hospital. Eso sí
que te afecta bastante.
Al final este oficio consiste en echar muchas horas de trabajo en la mesa de dibujo o tableta gráfica, y da igual el lugar en donde lo hagas mientras el trabajo salga y factures. De hecho, en cierta manera ayudó a eliminar ruido social y trabajar mejor.
Cuéntenos, ¿por qué se hizo ilustrador?
Pues no hay una respuesta racional a esa pregunta. No podía no intentar querer ser ilustrador. Era algo que ya hacía desde los 2-3 años, lo de dibujar en todo trozo de papel que se tercie. No creo que fuese una elección consciente, simplemente era el camino que tenía que pelear cada día. Un camino inexplorado, siempre sin señalizar y lleno de obstáculos, por supuesto.
Dibujar es una necesidad, no una elección. Al menos en mi caso.
¿Cuáles diría que son sus influencias?
Como mi estilo (mejor dicho, mis estilos) está en constante evolución las influencias no paran de crecer. Y hoy día quizá sea una amalgama de múltiples lecturas y estilos, a menudo enfrentados. Desde Will Eisner, Moebius, Alberto Breccia, Alan Davis, Bryan Hitch, Carlos Pacheco, Katsuhiro Otomo o Inio Asano. Recientemente he descubierto a Boichi y a un clásico Yukito Kishiro (a quien tuve la suerte de verle en directo en una masterclass en Angouleme este año).
Probablemente no sean tan evidentes en mi estilo, pero de alguna manera muchas lecturas me han influido desde el momento en que hago los primeros layouts hasta que acabo el último trazo a tinta.
¿Mejor digital o tradicional?
Ambos. Porque en ambos ganas algo, pero pagando un precio (que no suele ser barato).
En el caso de trabajar en tradicional ganas el placer infinito de trabajar con materiales reales sobre el papel, que ejerce una resistencia a tu mano. De alguna manera las diferentes técnicas que ejecutas para construir la página tienen un comportamiento y un tacto diferente que le confieren al acto de crear una experiencia más vívida para mí.
En el
caso del digital no tienes nada de eso, se vuelve más aburrido y monótono como
experiencia háptica. Pero indudablemente lo que ganas es mayor productividad,
mayores atajos y velocidad, se te abren posibilidades artísticas en las que el
tradicional ya se queda corto. Y desde luego a nivel industrial (porque la
ilustración y el cómic sobre todo son industrias muy demandantes para sus
actores) si no te manejas en digital probablemente cada vez vas a tener más
problemas a medio y largo plazo.
¿Por qué se dedica al cómic y no a otro tipo de ilustraciones como la editorial?
En realidad, trabajo en ambas cosas, dependiendo de las agendas. Precisamente voy a ilustrar un pequeño libro de un autor norteamericano en las próximas semanas, del que obviamente no puedo comentar mucho por ahora.
Amo los comics, pero creo que es bueno hacer de vez en cuando trabajos puntuales en otros campos de los que siempre aprendes mucho y te da una perspectiva más amplia. Como apartarte un poco de los árboles para poder reconocer el bosque por el que transitas.
Hay autores que trabajan con bandas de música. ¿Tiene algún ritual parecido? ¿Cómo es su método de trabajo?
Pues en realidad sí que tengo un ritual para ello, y no fui consciente de ello hasta hace poco tiempo.
Para los storyboards suelo poner Jazz, Música Clásica o Electrónica a lo Neo Noir/Cyberpunk. Es un proceso que consume mucha energía mental, mucha concentración. Esa música me ayuda a evadirme del mundo y al mismo tiempo a pensar la narrativa.
Para lápices suelo ponerme música más animada y muy diversa (mucho), desde Rock hasta Swing, desde Blues hasta electrónica más cañera, o rollo de flamenqueo andaluz. Es una fase de creación más distendida, más energética.
Ya para tinta (y color) directamente tiro de podcasts divulgativos porque aunque todavía hay decisiones creativas que tomar (a veces tan importantes que transforman los pasos anteriores), hay más monotonía y un buen podcast hace que ni te enteres del paso del tiempo
¿Es de los que siempre están colgando cosas en sus redes sociales? ¿Lo ve necesario?
He sido mucho de colgar cosas de la actualidad y opiniones, hasta que me di cuenta de la absurdez de eso. Es una pérdida de tiempo; no sirve de nada más allá de perfeccionar (gratis) tu perfilación psicográfica en Facebook.
Ahora he pasado al lado contrario y nunca cuelgo nada, y es el mayor error del mundo si te dedicas a algo más o menos “artístico” (aunque yo no me considero artista, eso ya son palabras mayores).
No soy precisamente el más optimista con lo que las mal llamadas “redes sociales” le están haciendo a la sociedad y los individuos, pero puyitas gratuitas aparte es evidente que son una herramienta vital para divulgar tu obra.
¿Del dibujo se vive o se malvive?
Depende, como todo. Depende de mil factores, como son el mercado hacia el que te enfocas, tu productividad, tu reputación, tu fiabilidad o tu calidad (y sí, pongo la calidad en último lugar a propósito; este no es un oficio para antojadizos hacedores de capillas sixtinas sino para currantes, ante todo -y si lo otro acompaña, mejor-).
En España se vive perfectamente del dibujo, pero sólo si estás entre los 3-4 que han sacrificado más que nadie para conseguirlo. En Estados Unidos o Francia es más fácil publicar dignamente, pero tienes que morir matando para mantenerte. Allí tampoco atan los perros con longaniza, pero aun así las condiciones son más dignas que nuestra parcheada piel de toro. Ya para empezar tienen lectores.
¿Qué opina de las academias de dibujo?
Es un mundo totalmente exótico para mí, así que no tengo opinión. Nunca he pisado ninguna y no sabría decir. Que haya tantos autores autodidactas copando series en la industria me hace sospechar que son una buena ayuda, pero en absoluto imprescindibles.
Pero todo lo que sea aprender bueno es, y lo lógico es no parar de aprender nunca durante toda la vida, aun cuando publiques (sobre todo cuando publiques). Tengo entendido que Carmine Infantino asistía a clases de anatomía con 70 años, después de todo lo que consiguió en la industria, contribuir al chispazo de salida de la Silver Age y ser una leyenda viviente del cómic norteamericano. Esa humildad debería inspirarnos a todos.
¿Mejor trabajar en estudio o en casa?
Normalmente estudio en mi caso. Para trabajar en verdad da igual el lugar, lo mejor es el aislamiento. Pero la vida no es solo dibujar, hay que vivir, y en el difícil equilibrio entre el aislamiento y la vida social está el secreto de la felicidad. Si descubres como es ese equilibrio avísame por favor, jajaja¿Cómo ve el futuro del dibujo en España? Dicen que tenemos una buena cantera…
El futuro del dibujo en España es brillante. La gente joven que viene pisando con una fuerza arrolladora, nativa en las nuevas tecnologías y con mucho mejor entendimiento del mundo que las generaciones más veteranas (que a menudo miramos la actualidad a través de prismas cada vez más obsoletos). Y afortunadamente un número cada vez mayor de esa cantera son mujeres, con una calidad artística salvaje y con unas ganas tremendas de hablar y publicar en sus propios términos, una evolución que este medio lleva necesitando desesperadamente desde toda la vida.
Por último, ¿qué consejo le daría a alguien que quisiera ser ilustrador profesional?
LEE. Lee mucho. Y échale ahoras. Aprende. Experimenta. Y no tengas miedo, ni dudas, porque te aseguro que los demás estamos deseando descubrir lo que te mueres por contar.
¡¡¡Muchas gracias!!!
Os dejamos las redes sociales del autor:
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