¿De qué va el libro?
Angus Russell, un poderoso hombre millonario aparece muerto en su mansión de Harrow Hill con la garganta cortada de lado a lado. Las huellas dactilares y el ADN encontrado en la escena del crimen señalan como culpable a Billy Tate, un bicho raro del pueblo relacionado con temas de brujería y con un conocido rencor contra la víctima. Pero hay un problema. Tras caer desde un tejado, Tate fue declarado muerto el día anterior al asesinato de Russell.
Cuando la policía revisa la morgue donde está el cuerpo de Tate dentro de un ataúd sellado, descubre que, además de que el cadáver ha desaparecido, el ataúd no estaba roto por dentro, sino por la parte exterior.
Enseguida se desata un circo mediático, con titulares que proclaman: «Hombre muerto caminando», «El asesino del infierno», «Los asesinatos del zombi».
El pueblo entero entra en pánico: empiezan a correr todo tipo de teorías de conspiración, comienza una literal cacería de brujas y, para echar más leña al fuego, un apocalíptico predicador amante de las armas alienta a sus seguidores a una batalla contra Satán.
Mientras Dave Gurney se adentra en la realidad de Harrow Hill, las víctimas mortales aumentan rápidamente. Gurney descubre una red de relaciones enfermizas, resentimientos enconados y amargas luchas de poder. Cada capa de engaños que descubre le lleva a otra más. Pero finalmente Gurney descubrirá la extraña verdad en el corazón de los asesinatos, una verdad tan espeluznante como los titulares con los que se topó al inicio de la investigación.
¿Qué opino sobre él?
John Verdon es un autor de bestseller que llegó al éxito a una edad madura y que ha llegado para quedarse. Esta novela gira en torno a un asesino y un cuerpo que desaparece. El autor despliega todo su buen saber hacer en una trama que va girando en una espiral que no se detiene hasta un final que, dicho sea de paso, no me esperaba para nada.
John Verdon es un escritor de trama más que de personajes, aunque sabe cómo describir la psique humana con precisión. Digo que es de trama porque sabe cómo enganchar al lector. Lo agarra y no lo suelta. Tiene ideas geniales y sabe desarrollarlas. No es de los que promete y luego no cumple. Cuando me acerco a sus libros, sé exactamente lo que voy a encontrar. Y lo hallo.
Esta es la cuarta novela que leo de la serie Dave Gurney y para mí es la más redonda. Quizá no me ha sorprendido tanto como la primera o la segunda, porque ya sé a qué voy cuando me acerco a este libro. Sé lo que voy a encontrar porque sé lo que estoy leyendo. Y no me defrauda para nada. Ahora bien, admito que me cansa un poco la manía que tienen los escritores de detectivesca de usar siempre al mismo investigador, lo encuentro repetitivo y, seamos francos, solo hay un Conan Doyle.
El estilo de 'El ángel negro' es muy rápido; al igual que en el resto de las obras de Verdon, no hay grandes florituras, sino una escritura directa y sencilla que va a favor de la historia. Respecto al lenguaje, quiero dejar claro que el autor, a mi humilde modo de ver, no tiene la elegancia de un James Ellroy o un Don Winslow. Me recuerda mucho más a Ian Rankin, Jo Nesbø o a Philip Kerr. Pero no lo digo como algo malo en tanto en cuanto disfruto mucho con las novelas de estos otros autores, pero sí soy consciente de que la calidad es un poco inferior. Aun así, uno no come siempre en un restaurante; a veces es necesario ir a un McDonald’s.
'El ángel negro' es una novela negra policiaca diseñada para entretener que cumple de sobra su cometido. La historia se lee fácil, por decir algo, porque la he ventilado en día (igual algo menos). Los capítulos terminan con los suficientes cliffhangers colocados de forma sabia de manera que uno siempre quiere seguir leyendo. Está claro que Verdon ha leído mucho material del género y lo domina. A diferencia de otros autores, y me viene a la cabeza Tana French, que nadie me pregunte por qué, porque no lo sé, en esta novela no he encontrado una trama densa en la que navegar hasta encontrar la orilla, no hay ese poso neblinoso que me agobia y, en ocasiones, me hace cerrar el libro porque no logro manejarme entre tanta bruma. Parece que me estoy contradiciendo con lo he dicho antes, pero no es así, porque el libro de Verdon tiene una trama bien trazada que fluye y no decepciona. Lo bueno que tiene es que deja claro que una novela negra puede estar bien trazada, partir de una gran idea y tener una trama poderosa, y que ambas cosas no tienen por qué implicar que el estilo tenga que ser, por norma, muy denso, farragoso y fatigable. Si fuera así, no existirían las novelas de Juan Gómez Jurado, tampoco las de Carmen Mola.
'El ángel negro' no es la gran novela negra del siglo, ni falta que le hace, porque cumple de sobra su cometido. Es rápida, atrapa al lector desde la primera página, y no te aburre para nada. John Verdon es un escritor muy competente que sabe cómo atraparte en su oscuro laberinto. Cuando coges el libro, sabes a lo que vas. Y lo obtienes. El autor no te miente. Así que, si sois amantes del género, si os gustan las tramas bien trazadas y un poco de maldad antes de cenar, os gustará.
Un buen libro para degustar junto a la chimenea en invierno, con la manta de cuadros escoceses tapándote el pantalón del pijama, mientras el perro dormita y el fuego crepita.
No quiero terminar la reseña sin poner un par de peros. No me ha gustado nada la portada. Deberían habérsela currado un poquito más. Y creo que los personajes secundarios, al menos alguno (no quiero hacer spoilers), podrían haber dado un poquito más de juego.
Gracias aRoca Editorial por el libro para la reseña.
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