martes, 29 de octubre de 2024

Todos en mi familia han matado a alguien -reseña

 ¿De qué va el libro?

 A Ernie Cunningham nunca le han gustado las reuniones familiares. Aunque algo tiene que ver el hecho de que hace tres años viera a su hermano, Michael, matar a alguien y lo denunciara a la policía, un ultraje que la familia nunca le ha perdonado. Ahora han decidido reunirse para una ocasión especial: pasarán un fin de semana en un hotel en la montaña para celebrar el reencuentro con Michael. Pero los Cunningham no son una familia que se pase el fin de semana bajo la manta contemplando el paisaje. El día en que llegue Michael encontrarán el cadáver de un hombre en las inmediaciones del hotel. Cuando la policía sea incapaz de resolver el crimen, quedará en manos de Ernie deducir si el culpable es uno de sus familiares... antes de que sea demasiado tarde.

«Todos los miembros de mi familia han matado a alguien. Algunos, los más eficientes y productivos, hemos matado a más de uno.»

 ¿Qué me ha parecido?


Una novela negra que desafía los límites del misterio con sátira y sorpresas

    Todos en mi familia han matado a alguien de Benjamin Stevenson se presenta como una novela de misterio y comedia negra que parece arrancada de la tradición clásica de Agatha Christie, pero reinterpretada para un lector actual, irreverente y deseoso de sorpresas. Stevenson combina elementos de sátira con un fino sentido del humor negro, que se teje en una trama compleja donde cada miembro de la familia Cunningham tiene un oscuro pasado que esconder... o tal vez no esconder tanto. En un contexto de reunión familiar que deriva en un caos mortal, la novela destaca por su ingenio y su manera única de subvertir las convenciones del género.

Argumento: La familia Cunningham y su oscuro secreto

    La historia comienza con un gancho irresistible: todos en la familia del narrador, Ernest Cunningham, han matado a alguien. La declaración no solo intriga, sino que da pie a una exploración de las complejas relaciones familiares y los oscuros secretos que comparten. Cuando los Cunningham se reúnen en un aislado hotel de montaña para un evento de reconciliación familiar, la tensión aumenta rápidamente y se vuelve evidente que alguien tiene más que disculpas pendientes.

    Ernest, que no es detective ni abogado ni un héroe típico, sino un simple "escritor de manuales de autoayuda", se ve obligado a investigar cuando un asesinato sacude la reunión. A través de su perspectiva, los lectores reciben una historia de crímenes en serie narrada con una voz divertida y sarcástica, que va desentrañando los detalles de cada asesinato mientras revela las fallas de cada miembro de la familia, y de él mismo. Lo que sigue es una sucesión de revelaciones impactantes que sugieren que en esta familia, la traición y la venganza están en el ADN.

Narrativa: El estilo subversivo y meta-narrativo

    Stevenson utiliza un recurso narrativo particularmente audaz: el narrador, Ernest, habla directamente al lector, rompiendo la cuarta pared y comentando sobre las "reglas" de las novelas de misterio mientras, paradójicamente, las sigue. En esta ruptura, Ernest expone abiertamente que nos está llevando por un camino retorcido y, en más de una ocasión, admite que él mismo no es un narrador confiable. Estos guiños al lector elevan la experiencia de lectura, haciendo que el público se sienta parte de un juego en el que la novela se convierte en un rompecabezas que desafía al lector a seguir las pistas, a la vez que hace guiños irónicos sobre lo predecible que puede ser el género.

    La estructura narrativa de Stevenson bebe de los clásicos de detectives, pero añade un toque contemporáneo. Los capítulos están bien definidos y claramente numerados, lo cual resalta cada una de las fases de la investigación de Ernest. A medida que Ernest comparte cada detalle, también incluye reflexiones personales y confesiones que añaden humor y vulnerabilidad a su carácter, al tiempo que sumerge al lector en las contradicciones y dilemas morales de los personajes.

Personajes: La familia Cunningham como reflejo de nuestras propias sombras

    Uno de los mayores logros de la novela es la profundidad de los personajes. Cada miembro de la familia Cunningham ha cometido actos cuestionables, y Stevenson nos permite conocerlos en toda su complejidad. Los personajes, aunque construidos sobre arquetipos, están lejos de ser caricaturas. La madre, por ejemplo, es una figura controladora que intenta mantener la fachada familiar intacta, aunque a medida que la historia progresa, su propio crimen revela secretos que la muestran vulnerable. Los hermanos de Ernest aportan dinamismo y complejidad a la historia; uno es un abogado con una moral ambigua y el otro es un empresario que actúa como el peón perfecto en los planes de la familia.

    Ernest, nuestro narrador, es quizás el personaje más sorprendente. Aunque no se considera un héroe, tiene una honestidad brutal que resulta conmovedora y un sentido del humor autocrítico que le permite distanciarse de la intrincada red de engaños de su familia. Su papel como narrador no confiable y protagonista involuntario añade una capa extra de realismo: Ernest no se presenta como el héroe brillante y carismático, sino como alguien común y corriente atrapado en una situación extraordinaria.

Tono y atmósfera: Entre el thriller y la sátira social

    A diferencia de muchas novelas de misterio, Todos en mi familia ha matado a alguien no busca únicamente crear suspenso; su tono oscila entre el humor oscuro y una crítica sutil al concepto de la “familia perfecta”. Stevenson juega con la atmósfera del lugar —un hotel de montaña aislado que recuerda a clásicos del género como Diez negritos— para construir un escenario cerrado donde cada rincón parece guardar secretos y donde el aislamiento físico de los personajes sirve para intensificar la paranoia colectiva.

    Este ambiente sirve también para una sátira social: en un mundo donde la apariencia y el prestigio familiar parecen tan importantes, los Cunningham están dispuestos a hacer lo que sea necesario para evitar escándalos... aunque eso implique traicionar y, en algunos casos, matar. Las tensiones, diálogos afilados y los intercambios sarcásticos entre los personajes elevan la historia a un nivel en que la sátira y el thriller coexisten, brindando momentos tanto de risa como de auténtica sorpresa y reflexión.

Diseño y edición: Un deleite visual y funcional

    La edición física de Todos en mi familia han matado a alguien merece una mención especial. La portada evoca un sentido clásico de novela de misterio, con tipografía llamativa y un diseño que recuerda a los thrillers de la era dorada. La edición de tapa dura, los materiales de alta calidad y la presentación detallada son un acierto que refleja el nivel de cuidado en la producción de esta novela. Este libro, tanto por su estética como por su contenido, se convierte en una pieza de colección digna de cualquier amante de los thrillers.

Conclusión: Una novela de misterio sin igual

    En Todos en mi familia han matado a alguien, Benjamin Stevenson ha creado una historia que no solo rinde homenaje a los grandes del género de misterio, sino que también redefine lo que una novela de este tipo puede ser en el siglo XXI. La mezcla de sátira, misterio y metanarrativa convierte este libro en una experiencia única que juega con la inteligencia del lector y lo invita a disfrutar de una historia mordaz y profundamente irónica. La novela atrae no solo a los fanáticos de los thrillers, sino también a aquellos interesados en personajes complejos, diálogos ingeniosos y una trama que desafía las reglas establecidas.

    En definitiva, Todos en mi familia han matado a alguien no es solo una novela de misterio, sino una exploración aguda y cómica de la moral y las relaciones familiares. Con una combinación de intriga, humor oscuro y personajes memorables, este libro es una lectura inolvidable, y una joya en el panorama de la literatura contemporánea de suspenso.

 Con la colaboración de Booket.


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