viernes, 11 de abril de 2025

Buen amigo (Bel-Ami) -reseña

 ¿De qué va el libro?

Georges Duroy, un ex suboficial que ha servido en Argelia, malvive en París con un empleo sin futuro. Tres francos con cuarenta céntimos es lo que tiene en el bolsillo al empezar la novela, lo que equivale «a dos cenas sin almuerzo, o a dos almuerzos sin cena, a elegir». Pero un fortuito encuentro con un antiguo compañero del ejército, que ahora es redactor político de un periódico influyente, va a cambiar su vida. Iniciado por su amigo en el periodismo, ese oficio de «quienes despachan la comedia humana cobrando por líneas», se encuentra de pronto rozando los círculos del dinero y el poder. Joven y apuesto, pronto se da cuenta que a través de las mujeres «se llega más deprisa»; ve, además, que, aunque no le sobren luces ni talento, lo importante para triunfar es «el deseo de triunfar». Buen Amigo (Bel-Ami) (1885) avanza a golpes de deseo y de ambición, «vanidad halagada y sensualidad satisfecha»: bajo su férula caen amantes, matrimonios, herederas y ministros. Maupassant dijo que su héroe era «un aventurero parecido a los que vemos cada día por París y que se encuentran en todas las profesiones existentes». Siguen encontrándose en todas partes, y por eso esta magnífica novela no ha perdido ni un ápice de vigencia.

¿Qué me ha parecido?

 


1. Introducción: El oportunismo como arte narrativo

En el panorama de la novela francesa de finales del siglo XIX, Bel-Ami de Guy de Maupassant se alza como una obra brutalmente lúcida sobre la ambición, el poder y la moralidad como accesorio prescindible. Publicada en 1885, esta novela puede ser leída como una sátira despiadada de la sociedad burguesa y como una crónica amarga de un individuo que hace del oportunismo su religión. En esta reseña crítica, abordaremos la novela desde sus elementos estilísticos, temáticos y narrativos, la compararemos con obras de su época y analizaremos la edición de Alba Minus, publicada por Alba Editorial, como puerta de entrada contemporánea a esta obra inquietante.

2. Estilo: Claridad, precisión y frialdad quirúrgica

Maupassant fue discípulo de Gustave Flaubert y, como su maestro, hizo de la precisión una virtud literaria. El estilo de Bel-Ami se caracteriza por una prosa limpia, sobria, sin ornamentos superfluos. Cada palabra está al servicio de la historia. A diferencia de los excesos líricos de algunos de sus contemporáneos, Maupassant practica una escritura casi clínica. Esta sobriedad potencia el retrato de su protagonista: Georges Duroy no es un héroe romántico, sino un cínico disfrazado de seductor.

La narración en tercera persona se mantiene mayormente adherida a la conciencia del protagonista, aunque sin caer en la introspección psicologista. El narrador es observador y cruel, distante pero punzante. La ironía fluye en el subtexto más que en las frases explícitas, y el lector se convierte en cómplice de un espectáculo de corrupción moral sin redención.

3. Argumento: El éxito como tragedia banal

Georges Duroy, un ex suboficial sin fortuna ni talento literario, inicia su ascenso social gracias a la ayuda de un antiguo compañero, Forestier, quien lo introduce en el mundo del periodismo. Lo que sigue es un recorrido implacable: Duroy seduce a mujeres, traiciona amistades, manipula situaciones y, sin demostrar cualidades especiales, logra escalar posiciones hasta convertirse en uno de los hombres más influyentes de París.

Este argumento podría parecer propio de una novela picaresca, pero Maupassant transforma la anécdota en un examen clínico de la decadencia moral de la sociedad parisina. No hay en Duroy un deseo de justicia, ni siquiera una motivación ideológica: su motor es el deseo de poder y reconocimiento, sin importar los medios. Su triunfo no es glorioso: es una victoria vacía, un monumento a la hipocresía.

4. Los personajes: Espejos rotos de una sociedad hipócrita

Georges Duroy, también conocido como "Bel-Ami" (buen amigo), no es un personaje complejo en el sentido tradicional. No tiene profundidad emocional, ni una vida interior rica. Precisamente por eso resulta tan perturbador. Es una máscara, un recipiente de deseos oportunistas. Su falta de escrúpulos no se presenta como maldad, sino como una lógica adaptativa ante una sociedad que recompensa la simulación.

Las mujeres de la novela son tanto víctimas como cómplices. Madeleine Forestier es una figura fascinante: inteligente, ambiciosa, frustrada por las limitaciones que impone el sistema patriarcal. Clotilde de Marelle, por otro lado, representa la pasión sin control, mientras que Suzanne Walter encarna la ingenuidad peligrosa. Todas, de alguna forma, permiten o alimentan el ascenso de Duroy, lo que refuerza la idea de una sociedad donde el cinismo es estructural y compartido.

Incluso los personajes secundarios —el periodista Norbert de Varenne, el banquero Walter, el propio Forestier— están dibujados con una mezcla de compasión y sarcasmo. Maupassant no demoniza a nadie, pero tampoco idealiza. Todos son engranajes de una maquinaria social podrida.

5. Lenguaje: Frialdad como forma de crítica

El lenguaje de Maupassant es eficaz y contenido. Se evita el dramatismo. Las escenas de traición, de manipulación o de conquista amorosa están escritas con una sobriedad que las vuelve aún más perturbadoras. La violencia no necesita gritos; el lenguaje del poder, del dinero y de la conveniencia basta para generar horror.

La precisión léxica se pone al servicio de una visión materialista del mundo. Los cuerpos, las ropas, las posesiones: todo es descrito con minuciosidad, como si los personajes fueran objetos intercambiables en un gran mercado social. La literatura de Maupassant no quiere emocionar, sino desnudar.

6. Maupassant frente a sus contemporáneos

Comparado con otros escritores realistas de su tiempo, como Émile Zola o Balzac, Maupassant es más sobrio, más desencantado. Zola cargaba sus novelas de ideología; Balzac construía universos complejos. Maupassant, en cambio, retrata con bisturí. No busca redimir ni explicar: solo mostrar. En ese sentido, se acerca más a Flaubert, aunque sin la obsesión estilística enfermiza de este.

A nivel temático, Bel-Ami dialoga con obras como La feria de las vanidades de Thackeray, Las relaciones peligrosas de Laclos o El rojo y el negro de Stendhal. En todas ellas encontramos protagonistas que escalan en la sociedad a través del engaño y el encanto. Sin embargo, Duroy es tal vez el menos reflexivo, el más pragmático, el más hueco. Esa falta de profundidad emocional es su fuerza y su condena.

7. Actualidad de la novela: El espejo de la meritocracia rota

La vigencia de Bel-Ami es indiscutible. En una era donde el éxito social parece estar cada vez más desvinculado del mérito, donde las apariencias importan más que los contenidos, la figura de Georges Duroy resuena con inquietante familiaridad. Influencers, políticos, periodistas vendidos: todos pueden encontrar un espejo en este personaje que se desliza sin culpa por entre las rendijas del sistema.

La novela anticipa la banalidad del poder, la estetización de la ambición y la conversión de la vida pública en una performance. No es que la moral haya desaparecido; es que se ha convertido en un recurso retórico más. En este contexto, Bel-Ami es más que una novela: es una advertencia.

8. Valoración de la edición de Alba Minus (Alba Editorial)

La colección Alba Minus, concebida como una versión de bolsillo elegante y accesible, presenta en este caso una edición excelente de Bel-Ami. El formato compacto (14x21 cm) facilita la lectura prolongada sin sacrificar la claridad tipográfica. La encuadernación en rústica con solapas aporta una sobriedad que combina bien con el contenido de la obra.

La traducción de María Teresa Gallego Urrutia destaca por su fluidez y su fidelidad al tono del original. Evita los anacronismos y mantiene la sequedad elegante de Maupassant, algo esencial para que la crítica implícita de la novela no se diluya en el artificio. Las notas al pie son discretas pero informativas, y el prólogo aporta contexto sin caer en academicismos pesados.

Este tipo de ediciones, que combinan rigor filológico con accesibilidad, son esenciales para mantener vivos los clásicos sin encerrarlos en la vitrina del museo literario. Alba Editorial vuelve a demostrar aquí que sabe tratar los textos con el respeto que merecen.

9. Conclusión: El cinismo como espejo literario

Bel-Ami no es una novela sobre el mal en un sentido moral. Es una novela sobre la eficacia del cinismo, sobre la impunidad del encantador de serpientes. Su lectura incomoda porque revela cuánto puede lograr alguien que no se detiene ante nada. Maupassant no ofrece soluciones ni consuelos. Solo nos obliga a mirar.

En un mundo donde los Duroy siguen triunfando, leer esta novela es un ejercicio de lucidez. La edición de Alba Minus hace justicia a este texto fundamental, y convierte su lectura en una experiencia tan fluida como perturbadora. Es un clásico que no envejece porque la ambición, la hipocresía y el vacío moral siguen siendo materia prima de nuestro presente.

Con la colaboración de Alba Editorial




sábado, 5 de abril de 2025

Una casa de alquiler -reseña

 ¿De qué va el libro?

La anciana Sophonisba –«un nombre bonito e indicado, cuando me lo pusieron, pero ahora está más que pasado de moda»– debe, por motivos de salud, trasladarse a vivir a Londres. Enfrente de su nueva residencia hay un inmueble señorial pero deteriorado, del que cuelga desde tiempos inmemoriales el cartel de «Se alquila». ¿Por qué, se pregunta Sophonisba, nadie quiere alquilar la casa? ¿Y por qué ve en ella, si está deshabitada, un ojo que la mira? Jabez Jarber, su eterno pretendiente, y Trottle, su fiel criado, siempre celosos el uno del otro, se proponen aclarar el misterio. Jarber reconstruye la historia de los antiguos inquilinos de la casa; Trottle, más audaz, entra en la casa misma. Dickens ideó esta situación para el número especial de Navidad de 1858 de la revista Household Words, y entre él y varios amigos de la talla de Wilkie Collins y Elizabeth Gaskell construyeron un enigmático rompecabezas por el que pululan maridos que regresan de la muerte, hermanas sin amor, padres cruelísimos, niños maltratados y hasta un enano que quiere entrar en sociedad. Una casa en alquiler reúne lo mejor y más característico del elenco y el sentimiento dickensiano en una obra deliciosa, hasta hoy inédita en español.

¿Qué me ha parecido?


 

 La literatura victoriana nos ha legado innumerables obras maestras, pero pocas tan singulares en su concepción como "Una casa en alquiler". Esta novela corta, fruto de la colaboración entre Charles Dickens, Wilkie Collins, Elizabeth Gaskell y Adelaide Anne Procter, fue publicada originalmente en 1858 en el número especial de Navidad de la revista Household Words. La reciente edición de Alba Editorial nos brinda la oportunidad de redescubrir esta joya literaria en español, permitiéndonos apreciar tanto su estructura única como las voces individuales que la componen.

Contexto y génesis de la obra

En la Inglaterra del siglo XIX, las publicaciones periódicas desempeñaban un papel crucial en la difusión de la literatura. Charles Dickens, consciente de este fenómeno, utilizó su revista Household Words como plataforma para presentar relatos que combinaban entretenimiento con crítica social. Para el número navideño de 1858, Dickens concibió una narrativa colaborativa que girara en torno a una misteriosa casa deshabitada, invitando a Collins, Gaskell y Procter a contribuir con capítulos que hilvanaran una historia común.

Esta iniciativa no solo reflejaba el espíritu colaborativo de la época, sino también la intención de ofrecer a los lectores una experiencia literaria diversa, enriquecida por las distintas perspectivas y estilos de cada autor.

Estructura y estilo literario

"Una casa en alquiler" se compone de seis capítulos, cada uno aportando una pieza al rompecabezas narrativo:

1.                  "Over the Way": Escrito conjuntamente por Dickens y Collins, introduce a la protagonista, Sophonisba, y su obsesión por la casa deshabitada que observa desde su ventana.

2.                  "The Manchester Marriage": Elizabeth Gaskell relata la historia de un matrimonio anterior que habitó la casa, explorando temas de amor, pérdida y secretos ocultos.

3.                  "Going into Society": Dickens presenta la vida de un enano con aspiraciones sociales, ofreciendo una crítica mordaz a las superficialidades de la sociedad victoriana.

4.                  "Three Evenings in the House": Adelaide Anne Procter aporta un poema narrativo que describe experiencias místicas en la casa, dotando a la obra de una atmósfera lírica y etérea.

5.                  "Trottle's Report": Wilkie Collins, a través del fiel criado Trottle, desentraña misterios adicionales de la casa, incorporando elementos de suspense característicos de su estilo.

6.                  "Let at Last": Dickens y Collins concluyen la narrativa, revelando las verdades ocultas y ofreciendo una resolución al enigma central.

La diversidad estilística es evidente en cada capítulo. Mientras que Dickens emplea su característico humor y crítica social, Gaskell profundiza en la psicología de sus personajes, y Procter infunde una sensibilidad poética. Collins, por su parte, aporta su maestría en el género de misterio. Esta amalgama de estilos, lejos de fragmentar la obra, enriquece la narrativa, ofreciendo al lector una experiencia multifacética.

Análisis detallado de los capítulos

1.                  "Over the Way": La presentación de Sophonisba es magistral. Su curiosidad insaciable y su carácter obstinado la convierten en una protagonista memorable. La descripción de la casa deshabitada, con detalles que sugieren una presencia inquietante, establece un tono de misterio que permea toda la obra.

2.                  "The Manchester Marriage": Gaskell teje una narrativa conmovedora sobre un matrimonio marcado por la tragedia y los secretos. Su habilidad para retratar las complejidades emocionales de sus personajes añade profundidad al relato, resaltando las tensiones entre las apariencias y la realidad.

3.                  "Going into Society": Dickens utiliza la figura del enano para satirizar las aspiraciones y pretensiones de la sociedad. La historia, aunque aparentemente ligera, encierra una crítica profunda a la superficialidad y al clasismo imperante en la época.

4.                  "Three Evenings in the House": Procter rompe con la prosa para ofrecer un poema narrativo que envuelve al lector en una atmósfera onírica. Las imágenes evocadoras y el ritmo lírico aportan una dimensión espiritual al misterio de la casa.

5.                  "Trottle's Report": Collins, fiel a su estilo, introduce giros inesperados y mantiene la tensión narrativa. A través de Trottle, el lector se adentra en los oscuros secretos de la casa, en una exploración que combina lógica y suspense.

6.                  "Let at Last": La conclusión, aunque apresurada para algunos críticos, cierra los hilos narrativos y ofrece una resolución satisfactoria al enigma. La colaboración entre Dickens y Collins en este capítulo final refuerza la cohesión de la obra.

Temáticas y crítica social

Más allá del misterio central, "Una casa en alquiler" aborda cuestiones sociales relevantes de la época victoriana:

·                Condición femenina: A través de Sophonisba y otras figuras femeninas, se reflejan las limitaciones y expectativas impuestas a las mujeres, así como su lucha por la autonomía y el reconocimiento.

·                Desigualdad social: La historia del enano en "Going into Society" simboliza la lucha de los marginados por ser aceptados en una sociedad que valora más las apariencias que el mérito personal.

·                Redención y segundas oportunidades: Relatos como "The Manchester Marriage" exploran la posibilidad de redimirse y reconstruir la vida tras experiencias traumáticas.

La casa que da título al libro no es solo el centro físico de la trama, sino también un símbolo de lo que se reprime, de lo que se teme enfrentar. Dickens, gran conocedor de la psicología social, convierte este edificio aparentemente inofensivo en un receptáculo de secretos, memorias olvidadas y voces silenciadas. El lector no puede evitar preguntarse qué representa esa casa para cada autor. Para Sophonisba, es una obsesión, una herida abierta frente a sus ojos. Para Gaskell, es la caja cerrada del dolor de una familia. Para Procter, una catedral de sombras y plegarias. Para Collins, un expediente policial con páginas arrancadas.

Cada estancia de la casa funciona como una extensión emocional de los personajes que la habitan o la narran. La arquitectura se vuelve psicológica: hay habitaciones abandonadas que evocan pérdidas, escaleras oscuras como los rincones de la conciencia culpable, y puertas cerradas que simbolizan las verdades no dichas. La atmósfera casi gótica del lugar, aunque nunca explícitamente sobrenatural, genera un suspense constante que se resuelve en los últimos capítulos, en una maniobra clásica del folletín victoriano.

Sobre el estilo: Dickens como maestro de ceremonias

Aunque esta obra es una colaboración, no se puede hablar de ella sin detenerse en el papel de Charles Dickens como editor y conductor del proyecto. Su presencia es tan imponente que incluso los textos de los otros autores parecen, en parte, estar bajo su influencia estética. La mezcla de humor, crítica social, patetismo y observación satírica en "Going into Society" lleva el sello dickensiano más reconocible.

Dickens no solo organiza los capítulos, sino que define el tono del libro. Su narrativa oscila entre la caricatura social y el realismo sentimental, con frases llenas de vigor, diálogos agudos y descripciones que se graban en la memoria. El uso de personajes limítrofes con lo grotesco —como el enano que busca ascender socialmente— es un recordatorio de su capacidad para extraer humanidad de lo marginal. Es un estilo que puede parecer histriónico para el lector contemporáneo, pero que encierra una precisión quirúrgica para retratar los males de su tiempo.

Elizabeth Gaskell: la tensión entre lo privado y lo público

En "The Manchester Marriage", Gaskell demuestra por qué fue una de las grandes cronistas de la vida doméstica. Su cuento es un estudio profundo del trauma y la resiliencia, una exploración de cómo lo personal se entrelaza con el pasado colonial y los sistemas de clase. A través de su heroína, retrata los efectos de la desaparición, el regreso del pasado (en forma de un esposo supuestamente muerto) y la imposibilidad de volver a vivir sin que el pasado lo contamine todo.

El estilo de Gaskell contrasta fuertemente con el de Dickens. Su prosa es más contenida, más emocionalmente compleja y menos dada al espectáculo. Pero en esa contención se halla una fuerza conmovedora, especialmente en la manera en que trata la maternidad, la pérdida y la dignidad en la pobreza. La historia que narra tiene algo de melodrama, sí, pero también una precisión moral que deja huella.

Adelaide Anne Procter: lo poético como forma de revelación

"Three Evenings in the House" rompe con la narrativa en prosa para ofrecernos un poema dividido en tres partes, una por cada noche. Procter, a menudo eclipsada por su cercanía a Dickens (quien la consideraba una de sus poetas favoritas), nos regala una visión espiritual de la casa: es un lugar donde la presencia de los muertos y los vivos se confunde, donde las plegarias quedan suspendidas en el aire como ecos atrapados.

La lírica de Procter es sobria, cargada de símbolos religiosos y de una fe quieta, melancólica. En estos versos, la casa deja de ser un enigma físico para convertirse en un espacio de revelación interior. Hay algo profundamente femenino en su manera de habitar el espacio poético: la atención al detalle, la insistencia en los pequeños gestos, el vínculo entre lo invisible y lo eterno. Es un giro inesperado, pero necesario, en el desarrollo emocional del libro.

Wilkie Collins: el misterio y la investigación

El relato de Trottle, el sirviente, es un punto de inflexión. Aquí, la casa deja de ser una obsesión de Sophonisba y se convierte en objeto de una pesquisa más racional. Collins es un precursor de la novela policiaca y lo demuestra. Su estilo, más funcional y meticuloso, nos guía por los indicios, los archivos y las confidencias de los personajes. La estructura del capítulo se asemeja a la de una novela de detectives: hay pistas, hipótesis, falsas apariencias.

Trottle es una figura memorable, mitad criado leal, mitad detective amateur. Su perspectiva, más pragmática, sirve de contrapunto al lirismo de Procter y al sentimentalismo dickensiano. Al mismo tiempo, el capítulo permite ver cómo los relatos anteriores se entrelazan, cerrando el cerco alrededor del misterio de la casa. Es aquí donde el lector empieza a entender que la estructura del libro es más que una suma de partes: hay un diseño, una intención unificadora.

"Let at Last": resolución y epílogo emocional

El capítulo final, firmado de nuevo por Dickens y Collins, busca reconciliar las múltiples líneas narrativas. La casa es finalmente alquilada, y con ello se simboliza una forma de redención. El pasado ha sido desenterrado, los secretos revelados, y los protagonistas pueden mirar hacia adelante. Hay algo profundamente victoriano en esta resolución: la idea de que la verdad, una vez revelada, libera; que el trauma, una vez verbalizado, puede ser superado.

Sin embargo, esta resolución ha sido objeto de críticas. Algunos lectores contemporáneos la encuentran demasiado apresurada, casi forzada. Es cierto que no todos los elementos encajan perfectamente, pero esto responde también al carácter episódico de la obra. En última instancia, la fuerza del final reside no tanto en su verosimilitud, sino en su poder simbólico: la casa ya no es una prisión de memorias, sino una morada posible para el futuro.

La edición de Alba: una joya editorial

La edición de Una casa en alquiler por parte de Alba Editorial es, en sí misma, un homenaje al cuidado literario. Como ya es habitual en su colección Alba minus, el libro está encuadernado en tapa blanda con solapa, papel de excelente calidad y un diseño interior que respeta tanto la tipografía como la puntuación originales.

La traducción es pulida, elegante, y consigue conservar el espíritu de cada autor. En particular, los matices de estilo entre Dickens, Gaskell, Procter y Collins están bien diferenciados, sin perder fluidez. El prólogo, además, ofrece un contexto histórico y literario indispensable para comprender la dimensión del proyecto colaborativo.

Alba no solo recupera un texto poco conocido para el público hispanohablante, sino que lo eleva a la categoría de pieza imprescindible para comprender el funcionamiento de la literatura popular en la época victoriana. Leer esta edición es también leer una historia sobre la creación literaria y el diálogo entre autores.

Conclusión: una casa con muchas puertas

Una casa en alquiler no es simplemente una novela corta. Es una especie de palimpsesto literario, donde cada autor escribe sobre las huellas del anterior, y cada historia es una habitación que conecta con las demás a través de pasajes secretos. Su valor reside no solo en la trama —que podría parecer menor en comparación con otras obras de los autores implicados—, sino en la experiencia coral que ofrece.

Dickens, Collins, Gaskell y Procter construyen una casa que está viva, que respira los miedos, esperanzas y anhelos de la sociedad victoriana. Es un experimento narrativo que logra lo más difícil: mantener la unidad sin sacrificar la individualidad. Y eso, más de un siglo y medio después, sigue siendo profundamente moderno.

Esta reedición de Alba Editorial, impecable en todos los aspectos, nos recuerda que algunas casas, por más antiguas que parezcan, siempre tienen historias nuevas que contar.

Con la colaboración de Alba Editorial


Middlemarch -reseña

 ¿De qué va el libro? Dorothea Brooke, a los diecinueve años, ha recibido «una educación para jovencitas comparable a las cavilaciones y o...