jueves, 17 de octubre de 2024

Cartas sobre demonología y brujería -reseña

 ¿De qué va el libro?

 Toda mentalidad religiosa cree en lo sobrenatural y también en la existencia de un principio del bien y otro del mal que se hallan enfrentados en una lucha de resultado incierto. La «creencia, casi universal, en la comunicación entre los mortales y seres más poderosos que ellos» ha propiciado a lo largo de la historia, en ausencia de razonamiento científico y de pruebas empíricas, cuando no de simple sentido común, la familiaridad de los humanos con seres o criaturas que a veces son relativamente benignos –como las hadas, los elfos o los duendes– y a veces directamente satánicos. En 1830, Walter Scott escribió Cartas sobre demonología y brujería para esclarecer, desde una postura escéptica, la historia y evolución de estos fenómenos, desde las menciones en la Biblia hasta los últimos procesos y condenas por brujería en el siglo XVIII.

¿Qué me ha parecido?

 


   Walter Scott, el célebre autor escocés conocido por sus novelas históricas como Ivanhoe y Rob Roy, se adentra en territorios inusualmente oscuros y perturbadores en su obra Cartas sobre demonología y brujería. Publicada por primera vez en 1830, esta colección de cartas representa un cambio fascinante respecto a su prolífica producción anterior, pues no se centra en caballeros ni en la épica nacionalista, sino que se zambulle en el abismo de lo oculto y lo fantástico, iluminando con el rigor de un académico el crepúsculo del folclore europeo.

Una obra atípica en el canon de Scott

    Scott, un consumado narrador de la historia de Escocia, siempre ha mostrado un interés marcado por los límites entre lo real y lo legendario, pero Cartas sobre demonología y brujería lo lleva a explorar esos confines con una mezcla de erudición, escepticismo y, en ciertos pasajes, un respeto casi reverencial hacia las fuerzas inexplicables que durante siglos han modelado el imaginario colectivo de las culturas europeas. La estructura epistolar, organizada en diez cartas dirigidas a su amigo Robert Cadell, sirve como pretexto para un diálogo con el lector, mientras examina las manifestaciones de lo sobrenatural desde múltiples ángulos: relatos de brujas, visiones de espectros, juicios por herejía y encuentros con el demonio.

    Si bien Scott emplea un tono crítico y una perspectiva racionalista, su intención no es desacreditar por completo estas creencias, sino entender por qué el ser humano ha sentido la necesidad de creer en lo sobrenatural. Desde las visiones de santos y mártires en la Edad Media hasta los aquelarres descritos en las obras de la Inquisición, Scott rastrea la evolución de estos fenómenos, sugiriendo que son, en parte, manifestaciones de la ansiedad y el miedo colectivos. Cada capítulo está tejido con minuciosidad documental, pero sin perder el hilo narrativo que mantiene al lector intrigado.

El contexto de la demonología y la brujería en la época de Scott

    El libro de Scott fue publicado en un momento crucial de la historia europea. La Revolución Industrial estaba transformando la sociedad, y el siglo XIX comenzaba a rechazar las supersticiones tradicionales en favor de un enfoque más científico del mundo. Aun así, el Romanticismo —movimiento del cual Scott era una figura prominente— continuaba exigiendo que lo irracional, lo sublime y lo numinoso también tuvieran un lugar en la imaginación moderna. Así, Cartas sobre demonología y brujería se sitúa en un punto de tensión: un libro que busca comprender los oscuros mitos del pasado mientras reconoce la dificultad de encajarlos en un mundo nuevo y racional.

    Scott examina con agudeza fenómenos como la brujería y la posesión demoníaca, subrayando cómo el miedo al Diablo y a sus servidores moldeó las creencias populares y las políticas de persecución en Europa. Uno de los capítulos más impactantes es su discusión sobre las cazas de brujas de los siglos XVI y XVII, donde se combina la brutalidad judicial con la credulidad masiva. Aquí, Scott traza la conexión entre la misoginia y el pánico religioso, lo cual convierte su obra en un precursor de los estudios modernos sobre el género y la superstición.

La fascinación del folklore y las sombras de la mente

    Donde Cartas sobre demonología y brujería realmente cobra vida es en su tratamiento del folclore. Scott muestra un profundo conocimiento de las tradiciones locales, relatando con deleite las leyendas escocesas de kelpies (espíritus de agua que toman la forma de caballos) y banshees (espectros femeninos que anuncian la muerte). A través de estas historias, sugiere que, aunque los fantasmas y las brujas puedan ser meros productos de la imaginación humana, están enraizados en realidades psicológicas que no deben ser desestimadas tan fácilmente. En este sentido, Scott anticipa lo que más tarde se convertiría en una línea de pensamiento psicoanalítico: la idea de que los monstruos y demonios son proyecciones de nuestros miedos internos, manifestaciones de deseos reprimidos y traumas no resueltos.

    Sin embargo, el autor no se limita a la teoría. El relato está repleto de anécdotas vivas y vívidas descripciones, como el caso de un antiguo noble escocés que vendió su alma por poder y riqueza, o el de una mujer poseída que supuestamente vomitaba objetos imposibles durante sus crisis. Estas escenas, descritas con la precisión detallista que caracteriza a Scott, tienen la textura de relatos de terror y se leen como cuentos góticos, lo cual contribuye a la atmósfera escalofriante y envolvente del libro.

El escepticismo matizado de Scott

    Aunque Scott parece disfrutar narrando estos sucesos fantásticos, siempre regresa a su posición escéptica. Al final de cada carta, invita al lector a reflexionar sobre las explicaciones naturales y racionales de cada fenómeno, como las enfermedades mentales, los engaños de charlatanes o la histeria colectiva. Su enfoque está imbuido de una mezcla de curiosidad y moderación; nunca se burla de las creencias supersticiosas, sino que las aborda con un respeto crítico que permite a la obra mantener su relevancia incluso hoy en día.

    No obstante, hay momentos en los que Scott se deja arrastrar por el poder de las narrativas que cuenta, y es en estos destellos donde el lector siente que el autor, como tantos antes y después de él, no puede evitar asomarse al abismo con algo más que simple curiosidad académica. Quizá sea este matiz lo que convierte a Cartas sobre demonología y brujería en una lectura tan inquietante: la sensación de que, bajo la superficie de sus explicaciones eruditas, Scott no ha renunciado por completo a creer que el mundo es un lugar más extraño y aterrador de lo que la razón nos permite admitir.

Un legado ambiguo

    En última instancia, Cartas sobre demonología y brujería no solo es un tratado sobre lo sobrenatural, sino un testimonio del poder duradero de la imaginación humana. Aun cuando la Ilustración ya había disipado las sombras de la ignorancia y el miedo, Scott demuestra que los relatos de demonios, fantasmas y brujas continúan fascinando precisamente porque hablan de algo esencialmente humano: el deseo de comprender lo inexplicable. Al explorar el miedo, la creencia y la psique humana, Scott no solo nos cuenta historias de espectros, sino que nos lleva a cuestionar los límites de la percepción y las fronteras entre la razón y la superstición.

    Por todo esto, Cartas sobre demonología y brujería no solo es un compendio de rarezas y curiosidades, sino una reflexión profunda y atemporal sobre el misterio de la condición humana.

Con la colaboración de Alba Editorial. 

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